López Obrador se las ha puesto cada vez más difícil. Ayer que salió en defensa del neoliberalismo, el presidente de México volvió a subir la barra para sus seguidores. Ser fiel de AMLO se ha vuelto una disciplina cada vez más desafiante intelectualmente.

Lleva todo el gobierno culpando al neoliberalismo, pero ayer dijo que no era tan malo. Años diciendo que con él los ricos perdieron sus privilegios, para terminar declarando que en su sexenio los ricos no han perdido nada. Toda una vida política criticando la militarización del país y hoy los militares lo controlan todo. Toda una trayectoria presumiendo ser feminista y terminar defendiendo a Salmerón y Salgado Macedonio. Cómo ser ambientalista y apoyar el Tren Maya. Cómo hablar de energías limpias y aplaudir la refinería de Dos Bocas. Cómo hablar de soberanía y poner 26 mil soldados a las órdenes de Estados Unidos. Cómo hablar de derechos humanos y romper el récord de activistas asesinados. Cómo enarbolar la bandera de la austeridad, pero justificar la “casa gris” de Houston. Cómo rechazar el nepotismo con José Ramón en la foto. Cómo fustigar los sobornos si al lado están Pío y Martinazo. Cómo quejarse de fraudes electorales y enaltecer a Bartlett. ¿A quién defender, a Gertz o a Scherer? ¿A los dos? ¿A ninguno? ¿Quién tuvo la culpa de lo del Metro, Marcelo o Claudia? ¿O los dos? ¿Le creo a Barbosa o a Mier? ¿Le creo a Cuitláhuac o a Monreal? ¿Monreal es bueno o malo? ¿Porfirio es bueno o malo? ¿Martha Bárcena es la mejor embajadora que ha tenido México o ya es la peor? ¿Ahora vamos a defender a Peña Nieto? El general Cienfuegos fue culpable un día y víctima a partir del día siguiente. Trump pasó de enemigo del pueblo a caer bien. Todo el arranque del sexenio criticando a los huachicoleros para terminar recibiendo dinero del rey de ellos para las campañas. Criticando a los que vivieron en Los Pinos por lujoso y terminar en Palacio Nacional. Apalear al Teletón y luego invitar a donar. Pasar del “donde come uno, comen dos” a récord de elementos de la Guardia Nacional en la frontera. Una historia de opositores fustigando a los funcionarios que hacían campaña usando sus puestos públicos, para terminar trepándose hasta a los aviones de la Guardia Nacional para promover a Morena. Pedir que las leyes prohíban la promoción personal de los servidores públicos y luego decir que es una ley injusta. Quejarse históricamente del uso de los programas sociales con fines electorales y ahora ejercerlo como práctica cotidiana. Cómo hablar de ahorros y justificar los 1,500 millones gastados en la no solicitada revocación de mandato. Decir primero los pobres y tener 5 millones más de personas en situación de pobreza. Andar cantando servicios médicos de Dinamarca, mientras México es el quinto país con más muertos por la pandemia. Y encima siguen escaseando las medicinas. Y las “benditas redes sociales” hoy son granjas de bots de la derecha conservadora.

Quizá por eso, particularmente en los últimos meses, hemos atestiguado cómo se va dando una purga interna. Cada vez menos aguantan y se deslindan. El reducto más duro de AMLO ha comenzado a expulsar de la burbuja a dirigentes, legisladores, miembros del gabinete, periodistas afines, analistas favoritos, cualquiera que decida tomar distancia de alguna de las barbaridades.

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