El domingo se llenaron las calles tanto como el lunes se vaciaron. México experimenta su Primavera Morada: un movimiento pacífico, multitudinario, nacional, de mujeres que protestan contra un sistema machista que alcanza todos los ámbitos de la vida, desde el más privado hasta el más público.

No tengo la menor duda de que este marzo será recordado por décadas. No es el inicio de la lucha, porque ésta tiene muchos años, pero sí es una marca en el camino, el punto climático del principio del fin de ese machismo vergonzoso. Frente a la contundente penetración de las marchas del domingo y el paro del lunes, las cosas ya no serán iguales. Lo que queda por ver es a qué ritmo y con qué tracción suceden los cambios.

Frente a este momento histórico, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha optado por jugar un papel políticamente torpe y
moralmente vergonzoso.

AMLO llegó a su conferencia mañanera de ayer como si fuera cualquier lunes. Como si el domingo no se hubiera inundado de protestas el país, como si no viera frente a sus ojos las sillas vacías de las reporteras que habían decidido sumarse al paro y no cubrir la habitual rueda de prensa.

Primero habló del Quién es Quién en los Precios, como cualquier lunes. Luego abordó la subasta. En tercer lugar presentó un video de Dos Bocas. Después otro video de Santa Lucía. Y ya en quinto lugar, habló del movimiento de las mujeres.

Al referirse al movimiento de mujeres, se quejó de la cobertura de los medios de comunicación; de cómo él muchas veces había marchado y no tenía tanta cobertura mediática.

Me recordó al López Obrador de 2004, cuando era jefe de Gobierno y descalificó aquella multitudinaria marcha de blanco que protestaba por el alza en los secuestros. Una torpeza política que le costó superar.

El movimiento de mujeres no era contra él. Pero él quiso comprar el pleito con las mujeres: fue tan insensible su descalificación inicial, que las mismas organizadoras evalúan que eso dio más fuerza a las marchas y al paro.

Al ponerse celoso de la cobertura mediática, el presidente insiste en ubicar al movimiento de mujeres del lado de sus enemigos, a pesar de que marcharon muchas simpatizantes suyas, a pesar de que una y otra vez las voces feministas han dicho que no es contra él.

Habla mucho de un líder el que no aprenda de sus errores y los vuelva a cometer, que no sea capaz de admitir que se equivocó y que crea que todo se trata de él.

SACIAMORBOS

El coronavirus y la caída en los precios del petróleo eran imprevisibles. Pero pegan menos si llegan a un país con un sistema de salud que no esté en crisis y con un manejo económico que no espante a nadie.

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