En la cúpula militar del gobierno del presidente López Obrador hay una disputa muy fuerte desde hace algunos años, y esa división ya se trasladó al gobierno electoralmente más rentable para Morena, el del Estado de México.

Se sabe que el secretario de la Defensa Nacional, general Luis Crescencio Sandoval, mantiene una agrio y añejo pleito con otro general del Ejército, Audomaro Martínez Zapata, a quien el presidente AMLO encomendó lo que antes era el Cisen y hoy se llama Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

Estos dos generales no se llevan bien. Se sabe desde hace tiempo. Incluso el hackeo a los servidores de internet del Ejército mexicano, conocido como “Guacamaya-leaks”, exhibió que la Secretaría de la Defensa espiaba al titular del CNI a un detalle hasta personal: la paradoja del espía que era espiado.

Esta disputa se trasladó al gabinete de Delfina Gómez, flamante gobernadora morenista del Estado de México. El nombramiento del nuevo secretario de Seguridad local, Andrés Andrade Téllez, no dejó contento al general secretario Luis Crescencio Sandoval. En cambio, el que está feliz es el director general del CNI, general Audomaro Martínez Zapata, quien impulsó la designación de su paisano Andrade (ambos son tabasqueños).

La gente de la cúpula de la Sedena recuerda que en el primer tramo del gobierno de López Obrador, Andrade Téllez fue despedido del CNI por el entonces secretario de Seguridad federal, Alfonso Durazo, por presuntamente otorgar contratos poco transparentes y a sobreprecio a empresas de software, tecnología y videocámaras. Sin embargo, una vez que Durazo se fue del gabinete de López Obrador para volverse gobernador de Sonora, el general Audomaro Martínez Zapata rescató a Andrade Téllez y lo nombró coordinador del área de sistemas y tecnología del CNI. El grupo del secretario de la Defensa ubica a Andrés Andrade como muy amigo del hijo del general Audomaro, Óscar Audomaro Martínez Hernández, quien a su vez ha sido denunciado por recibir contratos de seguridad del gobierno donde su papá es mando de seguridad.

Este no es un pleito fruto de denuncias periodísticas o de los “conservadores”, como le gusta decir al presidente. Este es un pleito de Morena contra Morena, militares contra militares, y las acusaciones se han ventilado por ellos mismos.

El Estado de México tiene desafíos de seguridad enormes. Si a consecuencia de este desencuentro político se da un rompimiento en la coordinación del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional con la secretaría de Seguridad mexiquense, podría poner en graves aprietos a la administración local que inicia bajo la lupa y con altas expectativas. Crisis de bienvenida para la nueva gobernadora, Delfina Gómez, y para su secretario de Gobierno, Horacio Duarte, quien aparentemente tuvo mucho que ver en la conformación del gabinete.

SACIAMORBOS

¿Será que como parte de la restructura en el área de seguridad mexiquense venga el armado de una super-Secretaría? Parece que un exfuncionario del sexenio de Peña Nieto está incidiendo de manera muy importante en esta dirección, y entre los morenistas tiene un tocayo que le está echando muchas flores.

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