Les podrán decir PRIAN, pero el domingo empezaron los contactos entre los dirigentes del PRI y el PAN con el objetivo de arrebatar a Morena el control de la Cámara de Diputados en la elección del verano de 2021.

Parece lejísimos, pero es tal el grado de dificultad de la operación político-electoral que se proponen, que más les valdría haber empezado antier.

El domingo, según información a la que he tenido acceso, hablaron por teléfono Alejandro “Alito” Moreno, nuevo dirigente nacional del PRI, y Marko Cortés, presidente panista.

El planteamiento, de acuerdo a las mismas fuentes, fue que ambos partidos hicieran un mapa electoral común de los distritos electorales que van a estar en juego en 2021, y definan cómo están las preferencias electorales. A partir de ahí, negociar una alianza electoral de facto que funcionaría de la siguiente manera: donde el PAN sea más competitivo frente a Morena, el PRI postule a un candidato gris que no le quite votos al PAN, y viceversa. Todo, con el objetivo de que el ciudadano anti-AMLO o anti-Morena tenga una opción clara de votación, y no competirse entre ellos. La intención de ambos partidos es sumar a este plan a Movimiento Ciudadano, a lo que queda del PRD y a cualquier fuerza política local o nacional que busque hacerle frente al presidente López Obrador y su partido.

Desde antes de la llamada, PAN y PRI habían estado bosquejando un mapa con esas características. Según me dicen, un primer dibujo nacional exhibe que, de los 300 distritos electorales, el PRI podría tener ventaja en unos 50-60 y el PAN en unos 100-120. Están esperanzados en dos cosas: primera, que si bien el presidente AMLO obtuvo el 53% de la votación el año pasado, su partido en el Congreso obtuvo aproximadamente 35%; y segundo, dados esos porcentajes de votación, les resulta central mantener el bloque opositor en el Senado e impedir a toda costa que el presidente organice su consulta de revocación de mandato en coincidencia con la fecha electoral de 2021 (les parece más fácil ganarle a Morena que al presidente).

El proyecto está aún en pañales. Hace falta también avanzar en la construcción de confianza entre ambas dirigencias, sobre todo porque el PAN ya se posicionó como el anti-AMLO y la percepción es que el nuevo líder priista llegó al cargo con la bendición del presidente. Y además hay que tomar en cuenta que, si se ponen de acuerdo los dirigentes nacionales, tienen que convencer a sus gobernadores, cuya mayoría no quiere meterse a las patadas con el presidente que tiene tanta popularidad y maneja tanto presupuesto.

SACIAMORBOS

Ayer, en la mesa que organizamos en la tele con los tres dirigentes nacionales de PAN, PRI y Morena, “Alito” y Marko no se tocaron, y más bien debatieron contra Yeidckol. ¿Señales de principio de acuerdo?

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