De cara a la elección del 2021, el presidente López Obrador está concentrando todo el poder que puede. Mientras lo hace, la oposición trata de presentar una alternativa, pero no ofrece ningún programa; lo que ofrece es pensar en distritos electorales. El autoritarismo desde el Estado contra el pragmatismo extremo de andar haciendo cuentas.

Un sector de los desencantados con el presidente AMLO y de los que nunca le creyeron, pedía a gritos la unión de las oposiciones para quitarle la mayoría en el Congreso en el 2021. Los líderes de los partidos que se vieron arrasados en las urnas en 2018 permanecieron en el pasmo dos años, con tímidos intentos de ejercer un contrapeso considerando la poca representación que alcanzaron en el Congreso, y más bien manteniendo un bajo perfil. Se mostraban más temerosos de que les llegaran las investigaciones del pasado que por ejercer la representación de los que votaron por ellos, menos aún por buscar convencer a los tantos que no les dieron el voto, pero que tampoco están conformes con el gobierno obradorista.

Finalmente, este fin de semana PAN, PRI y PRD anunciaron que van en alianza a las elecciones intermedias, en más o menos la mitad de los 300 distritos electorales del país. Sus cálculos y negociaciones les dan para pensar que con esas diputaciones logran la mayoría y que les alcanza para ganar algunas de las gubernaturas en juego.

Lo que no se molestaron en definir es qué proponen juntos. Ni siquiera hicieron un intento por presentar un proyecto, un esbozo de plataforma, una idea de país. Se unen por consideraciones numéricas y el objetivo político de arrebatar la mayoría.

El presidente se burla de ellos, dice que confirman su vieja acusación de que PAN, PRI y PRD son lo mismo: la mafia del poder. Y mientras, se ríe de los llamados del INE a que no intervenga en lo electoral, mueve fichas de su gobierno a organismos autónomos y anuncia que va a proponer a un cuadro de la 4T para encabezar el Inegi, uno de los pocos institutos que con autonomía no se suma a la historia ficticia de “los otros datos” y retrata con crudeza el verdadero país que está gobernando.

PAN, PRI y PRD anuncian que presentarán candidatos ciudadanos. Habrá que ver. Pero mientras no digan para qué quieren el poder juntos, el discurso presidencial cobra peso. ¿Se quedarán en lo mismo? ¿Repartición de candidaturas y cuotas? ¿Creerán que los mexicanos opuestos a AMLO quieren simplemente regresar al pasado? Se estarán equivocando.

SACIAMORBOS. En la coalición oficial, Morena se pelea con el Verde y con el PT. Se lanzan amenazas de rompimiento los tres. En la oposición, PAN-PRI-PRD por un lado y Movimiento Ciudadano por el otro cruzan acusaciones de ser esquiroles de Morena, unos por juntarse y el otro por no juntarse. En síntesis, los que están con AMLO se están peleando y los que están contra AMLO… también.

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