Si algo ha exhibido el gobierno del presidente López Obrador es que tiene una enorme seguridad en sí mismo. Para ponerlo en términos muy mexicanos: se siente el gobierno más chingón del mundo.

A este gobierno las pandemias le hacen lo que el viento a Juárez. Nadie como este gobierno para combatirlas.

El miércoles en su habitual conferencia nocturna, el subsecretario Hugo López-Gatell explicó ampliamente su modelo Centinela de vigilancia epidemiológica y aprovechó para dar cátedra al resto del mundo, con frases como: “antes de que existieran los modelos Centinela lo que llevó es a un error de apreciación que persiste hasta el momento en la mayoría de los países”. O atacar a los gobiernos que realizan masivamente pruebas de Coronavirus (tal y como recomienda la OMS) al declarar que “en muchos países se sigue utilizando la idea de 'voy a hacer pruebas a todos, voy a detectar todos los casos' y lleva a un error de interpretación, que es pensar que lo que se ve es lo único que hay”. Y cerrar fustigando a las naciones que no siguen su modelo: “en cualquier otro país donde no se esté usando esta mecánica, no están reconociendo que lo que no ven también existe, pero en México sí reconocemos que lo que no se ve también existe”.

¿Que hay una crisis económica por la pandemia? Este gobierno, a contrapelo del mundo entero, no anuncia ningún plan de apoyo financiero. ¿Qué hay una escasez de equipo médico? El canciller mexicano dice que no nos preocupemos porque los gobernantes del mundo quieren quedar bien con un mandatario tan prestigiado como López Obrador y casi casi se están peleando para ver quién nos manda cubrebocas, guantes y ventiladores. ¿Que están desplomados los precios del petróleo y hay una cumbre internacional para arreglarlo? La secretaría de Energía del gobierno más chingón del mundo (que no es de los diez más importantes productores) deja a todos esperando cinco horas porque está realizando consultas y luego se levanta de la mesa, ante el asombro de los verdaderamente grandes productores de crudo.

Van en línea con su jefe. El presidente no se ajusta a ningún modelo económico y considera que hay que cambiar la manera en que se mide el desarrollo en todos los países. El presidente dice que va a reinventar la manera en que se combate a la delincuencia en todo el planeta, y en vez de usar la fuerza va a usar el amor. El presidente no necesita viajar a ningún país para reunirse con nadie. El presidente pone los aeropuertos donde quiere y están equivocados todos los organismos que dicen que es inseguro compartir el espacio aéreo. El presidente hace una refinería porque están equivocados los cuatro consorcios internacionales a los que él mismo invitó y concluyeron que no se podía hacer en ese tiempo y a ese costo. El presidente, para ponerlo claro, “tontea” a científicos, académicos, intelectuales, especialistas.

Hago votos porque el gobierno más chingón del mundo nos saque de esta.

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