Hoy el presidente visita a un muerto viviente. Andrés Manuel López Obrador ofrecerá su conferencia mañanera en Querétaro, donde el gobernador, el panista Francisco “Pancho” Domínguez Servién, está políticamente muerto.

Un video de reciente divulgación exhibe al hombre de todas las confianzas del gobernador, su secretario privado desde hace años, Guillermo Gutiérrez Badillo, recolectando maletas de dinero en efectivo, presumiblemente a cambio del voto de su jefe a favor de la reforma energética en tiempos de Enrique Peña Nieto.

En enero de 2015, en el apogeo de ese sexenio, publiqué en estas Historias de Reportero un serial de columnas tituladas “Candidatos bajo sospecha”. Uno de esos expedientes estuvo dedicado al entonces senador queretano panista con aspiraciones de volverse gobernador. Entre las varias cosas enumeradas estuvo su corrupto proceder en la aprobación de la reforma energética. Citando fuentes bien informadas expliqué que incluso “cabildeó en la reforma a favor de empresarios del sector que, especulan, le sabrán recompensar sus gestiones ahora que requiere financiamiento para su campaña”. Los famosos “moches”, pues, que cobrarían popularidad y recogerían la indignación social.

En ese 2015 la respuesta de “Pancho” Domínguez a la columna fue virulenta. Echó a andar bots y otra suerte de ataques y presiones. Hoy la realidad en video se le estrella en la cara. Y la quiere eludir, pero no puede:

El gobernador ha querido desmarcarse de su cercanísimo colaborador. “Nunca tuve conocimiento de los supuestos actos de esta persona”, reaccionó en un comunicado, como si el implicado fuera un funcionario perdido en algún rincón de su administración. “Determiné el cese inmediato de Guillermo Gutiérrez Badillo”, anunció.

Es imposible disociar política y personalmente al gobernador de su brazo derecho, estrella del más reciente videoescándalo. Este misil político impacta en su línea de flotación y golpea duramente al PAN, porque además en este momento Domínguez Servién es el líder de los gobernadores panistas. Es el presidente de la Asociación de Gobernadores de Acción Nacional (GOAN). Curiosamente, desde que el queretano tomó el mando hace apenas unas semanas, el GOAN “le bajó” en sus críticas al presidente López Obrador. El líder anterior, el mandatario de Aguascalientes, Martín Orozco, tenía acostumbrada a la opinión pública a un asomo de contrapeso. Cuando cedió la estafeta a Domínguez, la voz de los gobernadores panistas se diluyó. Coincidentemente, fueron los días en que empezaba a hablarse de que Lozoya traía videos bajo el brazo y éstos salpicaban a “Pancho” Domínguez.

El dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, ha asumido una postura gentil con su gobernador queretano. Declaró que le cree que no sabía y anunció que el partido abrirá un expediente contra el secretario privado que aparece en el video. Más que una limpieza interna, suena a un chivo expiatorio. Esto no enviará al electorado el inequívoco mensaje que debería estar mandando un partido que aspira a arrebatar al presidente AMLO su mayoría en el Congreso el próximo año: aquí no caben corruptos. Mientras “Pancho” Domínguez no sea expulsado del PAN, estará demostrado que sí caben.

historiasreportero@gmail.com

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