A través de su secretario de Gobernación, Adán Augusto López, el presidente giró una instrucción al fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero: no te metas con Julio Scherer.

El fiscal aceptó no meterse en lo personal con Julio Scherer, pero acordó que López Obrador le diera carta abierta para proceder contra los abogados del círculo cercano al ex consejero jurídico, con quienes operó muchos de los asuntos más espinosos: Collado, Álvarez Puga-Gómez Mont, Cruz Azul, etcétera. Así me lo han revelado tres fuentes con acceso de primer nivel a Palacio Nacional.

Durante los primeros tres años de la administración López Obrador era difícil identificar un funcionario tan poderoso, con tanta influencia en el presidente, con tanta capacidad de interlocución con diversos sectores, como Julio Scherer. Conforme crecieron su poder e influencia, también las versiones de presuntos actos ilícitos. Hasta que Scherer dejó su oficina de Palacio justo a la mitad del camino.

Al inicio de la administración era claramente identificable la extraordinaria relación entre el consejero jurídico del presidente y el fiscal general de la República. Scherer no sólo operó la designación de Gertz, sino que llevaron de la mano muchos de los casos prioritarios para el presidente.

Pero algo pasó entre ellos que la buena relación reventó al grado de volverse un abierto enfrentamiento. Gertz ha enfilado todas sus baterías para perseguir lo que él llama una red de complicidades con las que Scherer se habría enriquecido usando el poder como arma de negociación.

La carpeta de investigación, guardada celosamente por la FGR, no menciona a Julio Scherer Ibarra, el exconsejero jurídico. Es decir, Gertz respetó su acuerdo con el presidente. Pero ni hace falta que lo mencione: incluye un salpicadero de nombres, montos y operaciones, implica a familiares-abogados, colegas y amigos íntimos que deja a Scherer sin escapatoria. En pocas palabras, sin tocar a Julio Scherer, serrucha el piso alrededor de él para que caiga inexorablemente (curiosamente, en todo este embrollo no ha aparecido el primo, Hugo Scherer, cuyos alcances siempre han sido motivo de polémica).

Lo que no parecen darse cuenta los implicados es que, en el fondo, el gran perdedor de esta pelea será Andrés Manuel López Obrador. Salga ganador Gertz o salga ganador Scherer, el que pierde es el presidente. Porque él avaló y/o ordenó todas las operaciones realizadas por dos de sus funcionarios estrella. Lo que haya hecho o dejado de hacer Julio Scherer, lo supo el presidente: lo pidió, le dijeron, se enteró, lo avaló. Lo que haya hecho o dejado de hacer Alejandro Gertz, lo supo el presidente: lo pidió, le dijeron, se enteró, lo avaló. Por si hubiera duda, el presidente no ha escatimado elogios a ninguno de los dos: a Scherer le dijo adiós colocándolo en la categoría de hermano y a Gertz lo ha defendido y ensalzado en los momentos de mayores ataques en su contra.

Implosión, que le llaman.

historiasreportero@gmail.com