López Obrador ganó la narrativa de 2018 con los temas de ‘primero los pobres’ y el combate a la corrupción.

Arrasó a una oposición engarrotada, sin proyecto, incapaz de conectar con la mayoría de los mexicanos.

El Presidente acertó con los incrementos al salario mínimo, la pensión para el bienestar, las reformas laborales, y el propósito de vincular al sureste con el resto del país. Se ganó el afecto y el cariño de millones de familias.

Sin embargo, ¿cuál es el balance a ocho meses de la elección presidencial de 2024?

El sexenio más violento en la historia: los muertos se acumulan y el gobierno maquilla el número de desaparecidos.

El INEGI registra la terrible inseguridad pública en franjas de Baja California, Chiapas, Colima, EdoMéx, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Puebla, Sonora, Veracruz, Zacatecas y el oriente de CDMX. En Tamaulipas con el morenista Américo Villarreal no hay gobierno.

La pobreza cayó marginalmente, pero la pobreza extrema se incrementó. Los ultrarricos y las bandas del crimen organizado ganaron más dinero que nunca.

El sistema de salud pública está destrozado por una negligencia criminal.

En la educación pública se multiplica el número de niños que en sexto de primaria batallan para leer y escribir.

La corrupción llegó al círculo íntimo del presidente, quien afirma que, a su primer jefe y mentor, Ignacio Ovalle -titular de Segalmex cuando ocurre el megadesfalco de 15 mil millones de pesos- ‘lo engañaron unas malas personas’.

Pemex está quebrada, dice su propio director. Y el huachicol sigue impune.

El partido oficial financia sus campañas con una mezcla de recursos públicos y de dinero ‘caliente’.

El Presidente desprecia a los movimientos de mujeres, a las madres buscadoras, a médicos sin instrumentos y pacientes sin medicamentos; acusa frívolamente de delincuencia organizada a científicos e investigadores, relega a los productores agropecuarios que le dan de comer a este país y trata de suprimir la autonomía de la Suprema Corte de Justicia.

El gobierno se convirtió en lo que Alejandro Hope anticipó: un cajero automático con fuerzas armadas.

¿En esta situación AMLO pide el voto para su candidata?

El vínculo afectivo de millones de mexicanos con AMLO irá más allá de este sexenio. La pregunta es si le alcanzará o no para instalar a su candidata en la silla.

La oposición se equivocará si insiste en el anti-obradorismo. No es por allí.

Xóchitl Gálvez explora cómo mejorar los programas sociales, crear una cultura de cuidados, incrementar la inversión pública y privada, revalorar el trabajo e impulsar un sistema fiscal equitativo. Van tres atisbos de futuro:

1) la mejora en la calidad de la educación —millones de padres y madres quieren que sus hijos e hijas aprovechen su potencial— vea por favor la película Radical, de Eugenio Derbez;

2) la gestión integrada de servicios básicos de agua y saneamiento, para mejorar su acceso, distribución, manejo y calidad;

3) la transición de combustibles fósiles a energías renovables.

La narrativa de la esperanza en 2024 es cómo construir un país sano, educado e incluyente, en un contexto de seguridad, en libertad y con acceso a la justicia.

Posdata: Aquí una ruta para revertir la dinámica de la violencia y la destrucción del tejido social: (https://is.gd/Yl3Dao).

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