El jueves 8 de septiembre tuvo lugar en el Palacio de Minería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el coloquio Democracia y futuro de México, convocado por la propia UNAM y EL UNIVERSAL, en homenaje al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Conozco al Ing. Cárdenas hace más de tres décadas y sé que su tarea política no gira en torno a su persona. Su obra y sus libros dejan testimonio vivo de ello –se ha propuesto la construcción de un México para todos, de un país de iguales, de una democracia progresista.

No se trata de un liderazgo unipersonal. Su trabajo como dirigente político siempre ha estado planteado en torno a un proyecto de país. Siempre ha sido congruente con el empoderamiento de los ciudadanos, de las organizaciones populares, de los movimientos sociales.

Su crítica personal no está formulada contra una persona, o contra un partido. Está planteada en pro de la nación mexicana y del mandato constitucional; su trayectoria desde la Corriente Democrática (1987) fue la lucha por la democracia del partido y desde el partido. Los partidos políticos tienen todo el sentido como representación de los ciudadanos en tanto estén a su servicio, y dejan de servir cuando solo son un cascarón para la reproducción de la clase política misma.

En 2018 se asentó entre muchos ciudadanos la esperanza de un buen gobierno. ¿Cuáles son las características de un buen gobierno que se dice progresista? Además de las acciones por construir la igualdad de oportunidades, se mencionaron de manera recurrente estas características:

i)    Acceso a la justicia y mejoramiento en su procuración e impartición.

ii)   La lucha contra la corrupción y por abatir la impunidad.

iii)  La observancia de los derechos humanos.

iv)   El cuidado de los bienes de la naturaleza y la acción climática.

v)    La protección de la seguridad ciudadana.

En los cinco ámbitos mencionados nos quedan a deber. Hay brechas significativas entre el discurso y los hechos. Se usa el aparato de justicia para fines políticos en vez de perseguir al crimen organizado. Se presiona al Legislativo y al Judicial para complacer al Ejecutivo. Se usa una doble vara para medir la corrupción ajena y ocultar la del propio entorno. Se cierran las puertas a los liderazgos de movimientos sociales autónomos y se considera adversarios a quienes disienten. Se privilegian las energías fósiles. Se registra un notable incremento en homicidios y feminicidios. Menudea la extorsión para despojar a los mexicanos del fruto de su trabajo. Se entregan a las fuerzas armadas tareas completamente ajenas a su mandato, de las que abdica el gobierno, propiciando la opacidad y la ausencia de rendición de cuentas bajo el parapeto sin fundamento de la seguridad nacional.

Se desmantela a la administración pública para optar por decisiones unipersonales. Se confunde aprobación personal con eficacia de gobierno, bajo las premisas engañosas de que la lealtad personal garantiza honestidad y que la honestidad trae consigo la eficacia.

¿Qué futuro le depara a México este presente?

La polarización, el ataque a las instituciones garantes de la democracia niegan la pluralidad y diversidad de la sociedad mexicana.

Estamos colocados ante una posibilidad de regresión democrática. Para construir la democracia se necesitan estadistas y para consolidarla son imprescindibles los demócratas. En la hora actual, la congruencia y la consistencia democrática del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas son un activo para México.

Profesor asociado en el CIDE.
@Carlos_Tampico



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