América Latina, una región marcada por la inestabilidad política y el descontento ciudadano, está siendo testigo de un fenómeno: el creciente ascenso de figuras que rompen con los cánones de los políticos tradicionales. Estos líderes están capturando la atención de un electorado hastiado de los políticos de siempre y están logrando triunfos electorales que hace poco parecían imposibles.

En los años recientes, es evidente que más allá de derechas o izquierdas, las formas fuera del molde político convencional son las que caracterizan a algunas de las figuras políticas de mayor ascenso en el mundo y de manera notoria en América Latina. Algunos los califican como "antisistema", aunque en realidad muchos de ellos no lo son tanto. La lista es enorme.

Este nuevo fenómeno ha vuelto menos predecible la política latinoamericana. Antes era fácil identificar con anticipación quiénes serían los vencedores de una contienda y casi siempre estos militaban en las filas de un partido político tradicional. Hoy son nuevos partidos políticos y alianzas antes impensables las que definen las elecciones, mientras que candidatos inesperados irrumpen de manera exitosa en el panorama político. Las redes sociales han hecho la comunicación más fluida, las sociedades son hoy más dinámicas y la política comienza a reflejar estos cambios.

El pasado domingo, la sorpresa en la primera vuelta de la elección presidencial ecuatoriana la dio el empresario bananero Daniel Noboa, un joven de 35 años, con nacionalidad estadounidense y miembro de una de las familias más adineradas del país. Nadie lo vio venir; de hecho, en las encuestas de hace apenas unas semanas, Noboa tenía preferencias electorales de un solo dígito. Sin embargo, su aparición en el debate presidencial llamó la atención por el uso de un lenguaje sencillo, que conectó particularmente con el electorado más joven. El empresario, cuya experiencia en la vida política es casi nula, avanzó el pasado domingo a la segunda vuelta electoral contra la candidata del correísmo, Luisa González, y no sería extraño que sea él quien se alce con el triunfo el próximo 15 de octubre, dado que el voto correísta tiene un techo de un 30-35% que difícilmente permitirá que González llegue más lejos.

En Guatemala, Bernardo Arévalo, sociólogo de posiciones socialdemócratas, que ha pasado buena parte de su vida fuera de su país, logró este fin de semana lo que apenas unos meses atrás parecía imposible. Las encuestas lo ponían en los últimos lugares en el mes de marzo; de manera sorpresiva, ganó el segundo lugar en la primera vuelta del 25 de junio y este domingo, en la segunda vuelta electoral, con el 61% de los votos, fue electo como presidente de Guatemala. Si bien su padre, Juan José Arévalo, dirigió el país hace 8 décadas, el hoy presidente electo resultó atractivo para los habitantes de este país centroamericano sin tener una larga militancia partidista. Su Movimiento Semilla, creado apenas en 2015, se impuso este domingo al partido político más grande y más antiguo del país, la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), y se consolidó como la tercera mayor fuerza en el Congreso y el principal partido en la región metropolitana.

En México, hace apenas unas semanas, muy pocos creían que la oposición tenía posibilidades de ganar la contienda electoral del próximo año. Pero contra todo pronóstico con la llegada de la senadora Xóchitl Gálvez al proceso, esto cambió. Dueña de una historia de vida que inspira a creer que la construcción de un México próspero es posible, con un estilo desenfadado que no encaja en la imagen del típico político mexicano, Xóchitl ha traído cambios radicales al panorama político de cara a las elecciones presidenciales de 2024. Gálvez no solamente encabeza las encuestas para dirigir al Frente Amplio por México, sino que además logró que el candidato preferido de la dirigencia del PAN declinara este lunes a su favor, y muy probablemente sea ella quien en las elecciones presidenciales de 2024 represente al bloque opositor que une a organizaciones de la sociedad civil y a partidos antes rivales y hoy aliados.

Más allá de las diferencias de enfoques y ubicaciones geográficas, estos liderazgos comparten la característica de desafiar las normas establecidas y los escenarios más plausibles. Un electorado ávido de cambios está forzando a que suceda lo improbable. La búsqueda de líderes auténticos y alternativos está a la vanguardia del cambio político en la región. Arévalo en Guatemala, Noboa en Ecuador y Gálvez en México son prueba de ello.

Internacionalista@B_Estefan

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