No son nuevas las acusaciones de espionaje entre potencias mundiales pero el cierre del consulado de China en Houston, ordenado por el gobierno de Estados Unidos el pasado martes bajo el argumento de “proteger su propiedad intelectual e información nacional”, seguido por la decisión del gobierno chino de cerrar el consulado americano en Chengdu, son acontecimientos inéditos desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Estados Unidos en 1979. Este es el episodio más reciente de la creciente tensión entre las dos economías más grandes del planeta que, en medio de la crisis sanitaria global, no dan tregua a sus batallas comerciales, diplomáticas, tecnológicas e incluso espaciales.

Apenas el 24 de enero, Donald Trump todavía alababa en Twitter la “transparencia del gobierno chino y sus esfuerzos por contener el virus”. Parecía que los intereses económicos eran de tal magnitud en ambos países que convenía no tensar más la relación, pero el escenario cambió rápidamente.

Para abril los efectos del Covid-19 en EEUU eran ya alarmantes y Trump, preocupado por su reelección, no dudó en buscar culpables. Las acusaciones de Washington a Pekín sobre el origen del virus y su mal manejo se hicieron cada vez más agresivas y frecuentes. Pekín, que hasta ese momento había mostrado un tono conciliador, se lanzó de lleno al ring. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino sugirió que el virus habría sido llevado a China por el ejército estadounidense, y no ha habido un sólo ataque de Washington que no sea contestado por parte de la diplomacia china.

A las tensiones en los ámbitos comercial y diplomático, hay que sumar lo que ocurre en la esfera tecnológica. El mismo día del anuncio del cierre del consulado chino en Houston, el gobierno británico informaba sobre el veto total impuesto a la empresa china Huawei como proveedor de la industria de telecomunicaciones británicas. El gobierno de Boris Johnson había autorizado a Huawei como proveedor hasta por 35% en las redes de enlace 5G, pero presionado por el gobierno estadounidense y por su propio partido, el Primer Ministro dio marcha atrás a su decisión. Huawei quedó vetado del mercado británico y las empresas de telecomunicaciones tendrán hasta 2027 para remplazar todo equipo que hayan obtenido de la empresa china. Un gran revés para China, para quien la entrada al mercado británico representaba un paso comercial dentro de Europa, además de un acuerdo con el aliado histórico de Washington.

Pero no todas son malas noticias para China, el pasado jueves presenciamos el exitoso lanzamiento de Tianwen I, la primera sonda china enviada rumbo a Marte. Esta misión espacial independiente pretende que un robot teleguiado explore el planeta rojo durante 90 días. En medio de la carrera aeroespacial, el lanzamiento chino fue realizado justo una semana antes de un proyecto de similar naturaleza que pretende lanzar Estados Unidos este jueves 30 de julio.

El día después del cierre del consulado chino en Houston, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, pronunció un emblemático mensaje en el cual llamó “al mundo libre” a “triunfar” contra lo que él describió como la “nueva tiranía”, en referencia a China. El tono del mensaje, inevitablemente nos lleva a revivir el leitmotiv de la Guerra Fría del siglo pasado: un discurso polarizador, dicotómico, y la exhortación a que el mundo tome partido entre “la tiranía y la libertad”.

Muchos gobiernos ya están siendo presionados para elegir entre las dos potencias mundiales. Decisión harto compleja para aquellos países, que tienen intereses comerciales, de seguridad o geoestratégicos con ambas potencias. La presión por parte del gobierno estadounidense a “sus aliados” aumenta, pero el silencio cómplice de países democráticos frente a la draconiana Ley de Seguridad Nacional impuesta a Hong Kong por Pekín desde el pasado 1 de julio, dejan de manifiesto la poca disposición que tienen algunos países a enfrentarse con China. En este conflicto sinoestadounidense, que incluso los protagonistas comienzan a describir como una guerra fría, ¿habrá espacio para algo similar al Movimiento de Países no Alineados, que permitió a un grupo de países conservar su posición neutral y no aliarse a ninguna de las dos grandes potencias durante la Guerra Fría? ¿O todos tendremos que decidir si nos vamos con melón o con sandía?

@B_Estefan

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