“Si viniera a Veracruz toda la fábrica automotriz de Ford […], si vinieran de Estados Unidos a instalar las plantas de Ford, no se generarían los 68 mil empleos que está generando Sembrando Vida en Veracruz”. Estas fueron las palabras del presidente López Obrador el pasado 15 de junio, en un evento celebrado en Perote, Veracruz, para supervisar los avances del programa. Al día siguiente en Tlaxcala, el primer mandatario volvió al mismo tema. Dijo que Sembrando Vida “da muchos empleos y es relativamente poca la inversión”.

Sembrando Vida es uno de los nuevos programas de desarrollo social del actual gobierno. De acuerdo con sus reglas de operación, está dirigido a “sujetos agrarios mayores de edad que habitan en localidades rurales, cuyo ingreso es inferior a la línea de bienestar rural y que son propietarios de 2.5 hectáreas disponibles para ser trabajadas en un proyecto agroforestal”.

El beneficio principal del programa consiste en un apoyo económico de cinco mil pesos mensuales, que se transfieren directamente a una cuenta bancaria. Quinientos pesos se destinan al ahorro y los titulares pueden disponer del resto mediante tarjetas de débito. Al registrarse, los beneficiarios se obligan a participar en los programas productivos definidos por las asambleas ejidales o comunitarias.

El objetivo específico del programa consiste en que los campesinos “cuenten con ingresos para hacer productiva la tierra”, lo cual suena un poco raro, pues se trabaja la parcela para ganar dinero y no al revés. Pero la lógica nunca ha detenido a la Cuarta Transformación. Sus planes son ambiciosos. Arrancaron en 2019 en ocho estados y en 2020 buscan llegar a otros 12 más. La meta este año es registrar a unos 400 mil beneficiarios y ejercer un presupuesto de 26,000 millones de pesos.

El presidente López Obrador, que se encuentra en campaña permanente, ha atribuido a SembrandoVida toda clase de beneficios potenciales. Ha dicho que servirá para terminar con la siembra de cultivos ilegales como la marihuana y la amapola. Ha afirmado que impedirá que la población rural migre, particularmente hacia Estados Unidos. Entre otros beneficios también mencionados están la reforestación de bosques y selvas, la protección de la biodiversidad y la autosuficiencia alimentaria.

La última propiedad milagrosa que López Obrador le ha encontrado a Salvando Vida es la creación de cientos de miles de “empleos” con una “inversión” baja. La afirmación del presidente es al mismo tiempo engañosa y preocupante. Tergiversa la realidad y denota un grave desconocimiento de cómo funciona la economía.

Desde luego, no existe una relación laboral entre los beneficiarios del programa y quien realiza las transferencias: el gobierno federal. Los únicos empleos públicos que Sembrando Vida genera benefician a los funcionarios de la Secretaría del Bienestar.

Los campesinos incorporados al programa son sólo beneficiarios de un programa de desarrollo social. Los apoyos económicos que reciben no reflejan una contribución real a una actividad productiva. Idealmente, los proyectos de las asambleas ejidales o comunitarias madurarán hasta volverse productivos y generar algún valor económico. Pero esta es una apuesta de largo plazo, cuyo resultado no sólo es incierto sino muy poco probable.

La legendaria improductividad del minifundio en México tiene causas diversas y complejas, que seguirán siendo un pesado lastre para el desarrollo. Sembrando Vida no las ataca, simplemente ofrece un paliativo, que puede brindar una ayuda necesaria y justificada a muchas familias que viven en zonas rurales.

El presidente López Obrador trata de vender a la opinión pública que programas como Sembrando Vida servirán para contener el aumento de la pobreza, a causa de la profunda crisis económica generada por la pandemia del Covid-19. Sin embargo, Sembrando Vida va dirigido a un segmento distinto al que está siendo afectado por la pérdida de empleos e ingresos laborales. La población vulnerable de las zonas urbanas necesita apoyos económicos reales del gobierno para detener el agudo deterioro de su nivel de vida. Por ahora, lo único que ha recibido es la oferta de productos milagrosos de la 4T.

Profesor de la División de Estudios Políticos del CIDE

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