Hoy se cumplen dos años del triunfo de López Obrador en las elecciones presidenciales. Ganó con un contundente mandato a favor del cambio. Convenció al electorado de que, en materia de seguridad, había que atacar las causas de la violencia criminal y no combatir los síntomas. Prometió la pacificación del país.

Por lo que a la corrupción se refiere, aseguró que con su ejemplo y vigilancia erradicaría el problema. Como las escaleras, dijo, la corrupción la iba a barrer de arriba hacia abajo. Con estos dos grandes problemas resueltos, México podría alcanzar su verdadero potencial de crecimiento económico.

La Cuarta Transformación (4T) pregonada por López Obrador desató una ola de optimismo. El cambio prometido alentó altas expectativas en la población. Dos años después, sin embargo, poco a nada queda de aquellas ilusiones.

La medicina suministrada por el nuevo gobierno, en vez de rehabilitar al paciente, lo debilitó. En medio de la descompensación, la pandemia del Covid-19 produjo la mayor crisis sanitaria que México y el mundo hayan conocido desde la llamada Gripe Española en 1918. Como consecuencia, la economía mexicana se ha hundido en una recesión que amenaza con ser la más profunda desde los tiempos de la Gran Depresión.

El presidente López Obrador le echa la culpa al Covid-19. “Tan bien que íbamos y se nos presenta la pandemia”, dijo en uno de sus acostumbrados mensajes difundidos en redes sociales. Sin embargo, las cifras del INEGI --el órgano independiente encargado de medir el desempeño de la economía-- dicen otra cosa.

México había entrado ya en una recesión moderada antes que llegara la pandemia. Hoy sabemos que la economía se empezó a desacelerar desde el último trimestre de 2018 y que a finales de marzo de 2020, antes del inicio de la emergencia sanitaria, había sufrido una caída de 2.2 % respecto al año anterior.

México será una de las economías más afectadas por la pandemia del Covid-19. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sufrirá una caída en 2020 de 10.5%, más pronunciada que el promedio de América Latina (9.4) o el de los países en desarrollo (3.0).

No sólo la caída será más profunda, el mismo FMI anticipa que la recuperación de la economía mexicana será más lenta. Prevé que en 2021 crezca sólo un 3.3%, contra el 3.7% del promedio de América Latina y el 5.9% de países en desarrollo. En otras palabras, tomará años para que México regrese al nivel que tenía al inicio del gobierno de López Obrador.

¿En qué momento se extravió la 4T? La cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM) representa el punto de inflexión más importante. Mostró su falta de preparación para gestionar el cambio prometido.

Atrapada en el falso dilema entre el continuismo inercial y la demolición del legado de los gobiernos anteriores, optó por la destrucción. Decidió empezar de cero, como si el electorado le hubiera extendido una “carta blanca” para hacer y deshacer a su antojo.

Cuando López Obrador declaró, al arranque de su gestión, que “gobernar no tiene mayor ciencia” reveló la actitud presuntuosa que ha llevado a la 4T a su actual ruina. Se desentendió de las enormes dificultades que conlleva gestionar un cambio duradero y benéfico para el país.

Se olvidó de proceder con la cautela del reformador, que primero identifica lo que conviene preservar y luego emprende las mejoras. En su lugar, López Obrador optó por el repudio del México que recibió, al que considera un legado maldito del “neoliberalismo”.

Esta actitud ha llevado a la 4T a costosos errores como el desmantelamiento de la Policía Federal, para dejar la seguridad en manos de una corporación totalmente nueva como la Guardia Nacional; la desaparición de programas sociales probados como el Seguro Popular, Oportunidades y Estancias Infantiles para sustituirlos por proyectos desplegados de forma apresurada y sin respaldo técnico.

Recientemente, la 4T ha buscado aprovechar la crisis del Covid-19 para imponer su visión en el sector energético. Busca acabar con el incipiente mercado de electricidad con el fin de reestablecer la dominancia de la Comisión Federal de Electricidad. Por ahora el intento ha quedado suspendido por el Poder Judicial. Pero ya ha tenido un costo significativo al profundizar la desconfianza entre los inversionistas.

El gobierno de la 4T ha envejecido pronto. Aún le quedan más de cuatro años por delante. Tiene tiempo para corregir y dar resultados. La realización de un cambio duradero y positivo pasa por encontrar el justo medio entre la demolición y el continuismo. El verdadero reformador debe encontrar la forma de hacer el mejor uso del material que ha heredado.

Profesor de la División de Estudios Políticos del CIDE

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