La crisis sanitaria y económica propiciada por la pandemia del Covid-19 ha tenido impactos en muchos sectores, y el automotriz no ha sido la excepción. Si bien el contacto o interacción humana de manera cercana no juegan un papel relevante en el sector –excepto, quizá, en el servicio de venta y posventa- la realidad es que, en muchos países, y ante el impedimento de salir de casa, los procesos de producción y venta de autos han sido declarados actividades no esenciales.

Esto ha llevado a una aceleración, como no se había visto antes, en la adopción de herramientas digitales en la industria. Muchas empresas del sector han explorado nuevos canales, desde WhatsApp hasta TikTok, para estar en contacto con sus clientes.

En México, al cierre del semestre, la mayoría de las marcas han tenido afectaciones en las ventas de entre 20% y 40% con respecto al año anterior. Con el fin de estimular la demanda, las marcas han recurrido a todo tipo de promociones y descuentos, pero es esperado que regresar a los niveles del año anterior, que ya venían cayendo, podría tomar varios meses más.

En Estados Unidos, sin embargo, empieza a notarse un ligero repunte. La asociación de distribuidores ha reportado un ligero decremento en los días de inventario promedio de vehículos ligeros en el país. Esto podría estar relacionado con un despertar en la demanda de coches, pero también con un decremento en la velocidad de las plantas para poder hacer frente a la demanda.

Lo anterior motiva dos reflexiones. Por un lado, se empieza a confirmar una de las hipótesis sobre la movilidad en tiempos post-Covid: muchas personas, sobre todo aquellas que cuentan con una relativa seguridad laboral, están optando por el transporte privado antes que el público. Un reciente reportaje en el New York Times resaltaba este hecho y señalaba que, en las grandes ciudades, como Nueva York, la demanda de plazas o cajones de estacionamiento se encontraba al alza, y con ello, el precio de los mismos.

Esto que está sucediendo en Estados Unidos, así como la experiencia china y europea, podrían ser buenas noticias para la industria en México. De hecho, la venta de coches ha repuntado desde mayo, aunque no al ritmo ni a los niveles de años anteriores.

Por otro lado, esta erosión del nivel de inventario podría bien deberse a la incapacidad de algunas plantas de satisfacer una demanda creciente, al menos con la configuración de las cadenas de valor actuales. Unos protocolos más estrictos dentro de las líneas de producción, no solo dentro de empresas armadoras, sino también en las cadenas de proveeduría, suponen menores ritmos de producción. A esto hay que sumar los posibles contagios que pueden estar ocurriendo en un lado u otro y que seguramente obligan a muchas empresas a aislar equipos completos de trabajo.

La realidad, por supuesto, puede ser todavía más compleja. Es incierto todavía hasta qué punto las ventas de autos nuevos pueden repuntar si las economías de los países se encuentran afectadas, de manera general, por la pandemia. Protocolos también más estrictos en los sistemas logísticos y puertos de entrada y salida de países pueden estar igualmente afectando la velocidad de entrega de los automóviles.

Por ello, todo nos hace pensar que la ansiada recuperación tipo “V”, quizá luzca más como una “U”, aunque muy alargada. Esperemos que las políticas económicas y sanitarias que se implementen, así como la innovación y el desarrollo de capacidades de las empresas automotrices coadyuven en un mejor desempeño del sector que, como sabemos, es de vital importancia para el país.

*Profesor del área de Dirección de Operaciones y director del IPADE Auto Summit.

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