Las elecciones presidenciales en Estados Unidos han cerrado con Joe Biden como virtual ganador. Para muchos analistas políticos, fueron las elecciones más importantes desde la segunda guerra mundial, quizá porque Biden y Trump representan posiciones diametralmente distintas en muchos temas.

Nuestro país ha seguido también con mucha atención el proceso electoral norteamericano. Sabemos que el futuro económico de México ha estado siempre estrechamente ligado a las políticas comerciales y monetarias que nuestro vecino ha dictado y es probable que veamos reconfiguraciones en muchas de las cadenas productivas que operan a nivel global, como la automotriz o la electrónica, donde México juega un papel importante.

Tras cuatro años con Trump en el poder, pudimos entender mejor su posicionamiento con relación a varios temas que impactan al comercio y las cadenas de valor globales. En el caso de Biden, su posición podría ser distinta. Mientras que Trump criticó fuertemente a la Organización Mundial del Comercio, Biden podría buscar recuperar la relación con el organismo e incluso relajar las tensiones comerciales provocadas por Trump tanto con Europa como con China.

En este nuevo contexto, México tendrá que decidir cuál será su lugar. Es claro que el conflicto entre Trump y China ha ayudado a que nuestro país se posicione como el principal socio comercial de Estados Unidos. De acuerdo a la Oficina del Censo de este país, el comercio total con México acumula 386 mil millones de dólares hasta septiembre de este año, ligeramente por encima de los intercambios totales con China. Es previsible que ahora con Biden como presidente, México tendrá que volver a competir de manera más intensa con China y otras naciones asiáticas en este rubro.

Lo cierto es que, independientemente de su posición en temas de comercio internacional, Biden tendrá un gran reto y es recuperar la actividad económica y los niveles de empleo tras la crisis originada por la pandemia. Un estudio reciente de la firma de consultoría PwC entre directores de operaciones de empresas transnacionales, señala una significativa inclinación hacia el “near-shoring”, es decir, la relocalización de operaciones industriales en proximidades a los principales mercados junto con un alto enfoque en reducción de costos.

La proximidad de las cadenas de suministro a sus principales mercados suele asociarse a una mayor capacidad de reacción ante cambios en la demanda. Esto precisamente lo buscan muchas empresas del sector automotriz o aeroespacial al ubicarse en nuestro país o en Estados Unidos. Con un costo laboral más bajo y una similar capacidad de reacción, México puede tener varias ventajas. No obstante, el citado estudio confirma lo que la teoría nos señala: las cadenas de valor tienden siempre a evitar la incertidumbre.

Nuestro país puede salir beneficiado con la victoria de Biden. Tanto por costos logísticos como de mano de obra, México tiene muchas ventajas. El nuevo tratado comercial T-MEC brinda también bastante certidumbre a cadenas globales de producción. Aún más, ante la pandemia, muchas empresas buscarán tener alternativas duales de suministro que permitan mantener la operación ante el eventual cierre o imposición de restricciones en distintas regiones del mundo. En este sentido, México se puede perfilar como una de las mejores opciones para aterrizar estrategias de operación que busquen dualidad de suministro a un costo relativamente bajo.

Sin embargo, es necesario que trabajemos también en brindar más incentivos y mecanismos de certeza jurídica para atraer más inversiones a nuestro país. La actual coyuntura puede beneficiarnos si la sabemos aprovechar.

*Profesor del área de Dirección de Operaciones y director de IPADE Auto Summit

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