En México, la importancia que reviste el campo no se ve reflejada en políticas de largo plazo que promuevan su eficiencia y productividad. El sector primario no está creciendo a la par de otros con mayor dinamismo, nuestra competitividad está disminuyendo y esto conlleva distintos riesgos.

En el caso de los fertilizantes, en menos de tres décadas México pasó de ser uno de los principales productores de este insumo, a ser un importador. Los productores pequeños reciben subsidio del gobierno federal, pero los que están fuera de los programas de apoyo tienen que asumir altos costos por las tasas de flete e importación, además de poca disponibilidad del producto en los momentos clave del ciclo agrícola.

Para impulsar el potencial que tiene el campo mexicano, es necesaria una gestión sostenible de los fertilizantes, los suelos y el agua. Además, en términos sociales, se debe promover la seguridad alimentaria para garantizar la asequibilidad de alimentos seguros, de calidad y con los nutrimentos necesarios.

Con este fin, la disponibilidad de fertilizantes es una prioridad para los productores del campo, y en este sentido, tenemos algunos problemas, comenzando con el déficit en la producción de este insumo.

Para empezar, México necesita producir fertilizantes. Tan sólo en 1996 la oferta nacional de nutrientes agrícolas era de 4 millones de toneladas, 400% superior que la fabricación de estos insumos entre el periodo 2000-2007, en el que apenas se llegó a 1.4 millones de toneladas. Dos décadas posteriores, las importaciones de los fertilizantes han incrementado en 33%, según datos del Inegi, y 58% de la demanda total nacional de 4.5 millones de toneladas proviene de países como China, Estados Unidos, Rusia, Canadá e India, entre otros. Pasamos de ser productor y exportador en este rubro, a importador. Nuestra cadena de producción de alimentos tiene un eslabón débil y, para atender nuestra demanda de fertilizantes, se está a merced de lo que ocurre en otros países y de las jugadas de la geopolítica mundial.

Frente a este contexto, los actores empresariales deben tener una mayor participación para atender la demanda del mercado nacional de fertilizantes y devolver la competitividad al campo, pues no es una tarea que deba quedarse únicamente en manos del Estado mexicano.

Es un proceso colaborativo en el que actores con capacidad técnicas, monetarias y experiencia permitan aprovechar de manera sustentable y eficiente los recursos y devolver a México la posibilidad de cubrir la demanda nacional de estos nutrientes agrícolas y posicionarse, a largo plazo, como país exportador y no meramente receptor de insumos.

En un esfuerzo para tratar de mejorar la situación, no obstante, la gestión de los fertilizantes es una cuestión agronómica de amplio alcance. Además de los aspectos técnicos de su empleo, deben tenerse en cuenta sus dimensiones logísticas y financieras.

Es por eso que nuestro gobierno debe buscar un modelo eficiente en el que se incluya a empresas privadas y públicas en la cadena de valor del campo a lo largo de todo el proceso, desde el suministro de insumos, hasta su distribución.

Será importante tener en cuenta que la estrategia para la intensificación sostenible de la producción de alimentos a nivel nacional debe aumentar la producción de fertilizantes para mejorar la seguridad de la nutrición de los mexicanos.

Director General de Gas y Petroquímica de Occidente

Google News

TEMAS RELACIONADOS