Por ADRIÁN FERNÁNDEZ BREMAUNTZ
Gracias a la llegada de una gran diversidad de vehículos chinos a México, las ventas de vehículos eléctricos (e híbridos conectables) crecieron exponencialmente en los últimos tres años. Los híbridos ya eran relativamente populares desde hace más de 10 años, gracias a incentivos como la excepción del pago de tenencia y de la verificación vehicular, así como el poder circular en contingencia ambiental.
El arancel que se pretende aplicar de forma generalizada a vehículos importados de países con los que México no tiene un tratado de libre comercio (China principalmente), frenará el crecimiento de vehículos eléctricos en nuestro país y con ello se detendrán diversos beneficios ambientales, climáticos y en materia de soberanía energética, pues estos autos ayudan a bajar el consumo de gasolinas importadas.
Entendemos las razones que se han planteado para el incremento de aranceles: proteger la industria nacional de automóviles ante la entrada masiva de autos procedentes de China a precios muy competitivos por contar con subsidios para su producción. Pero vale la pena una mirada más cuidadosa para valorar de forma más integral las implicaciones de la aplicación de aranceles de la manera que se ha propuesto.
La industria automotriz mexicana toma su fuerza por la exportación del 80% de los vehículos que se fabrican en nuestro país. Ese porcentaje mayoritario de la producción no se verá afectado por la llegada de autos chinos a México. Por otro lado, en cuanto al mercado nacional, más del 60% de los vehículos que se venden en nuestro país ya son importados.
Con excepción de unos cuantos modelos, como el Ford Mustang Mach-E, Chevrolet Blazer EV, Equinox EV, Cadillac Optiq, Honda Prologue y el Jeep Wagoneer S, prácticamente no se fabrican vehículos eléctricos en México. Podemos entonces asumir que la inmensa mayoría de la fuerza laboral automotriz se dedica todavía a la fabricación de vehículos a combustión interna, incluyendo algunos autos compactos con precios más accesibles y cuyas ventas han crecido por estar entre los modelos más populares para su uso en taxis de aplicación.
Por tanto, si se desea proteger a lo fabricado en México, debieran aplicarse aranceles sólo a los automóviles a combustión interna, no a los automóviles con algún tipo de electrificación, cuyas ventas están ayudando a tener menos emisiones contaminantes y a que haya un menor consumo de gasolinas (importadas en su mayoría). Para dar tiempo a que en México se fabriquen vehículos de las mejores tecnologías, la entrada del arancel de 50% se podría posponer entre 3 a 5 años. Ello daría un margen de adaptación a quienes cuentan con instalaciones de manufactura automotriz en México para fabricar un número creciente de modelos eléctricos.
Por ejemplo, la compañía MG vende en México una gama amplia de vehículos eléctricos, como el MG4, el eHS (híbrido enchufable) y el ZS híbrido; además de modelos de combustión interna convencional, como el sedán MG5, las SUVs ZS y HS, y la SUV grande RX8. Los nuevos aranceles sólo deberían aplicar a este segundo grupo de modelos a combustión interna, pero no a los eléctricos e híbridos.
Aplazar la aplicación de aranceles por unos años a los vehículos híbridos y eléctricos procedentes de China puede convertirse en un aliciente o un acicate para la industria vehicular mexicana para que mejore el desempeño ambiental de los vehículos que comercializa en México y para que fabrique en nuestro país un mayor número de vehículos eléctricos. Por más de veinte años, esta industria ha capturado con éxito a las autoridades regulatorias del país impidiendo que avancen de forma más oportuna las normas vehiculares obligatorias que aplican a las emisiones contaminantes que afectan a la salud (monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles) y a las emisiones de bióxido de carbono.
Por este comportamiento nuestro país ha tenido rezagos históricos en la lucha contra la contaminación del aire y contra el cambio climático. Además, por el retraso en la publicación de una Norma de Eficiencia Vehicular adecuada, México no ha mejorado suficientemente el promedio de rendimiento de combustible de su flota vehicular. Ese combustible que por ser importado del extranjero atenta contra la soberanía energética de nuestro país.
Estamos seguros de que estos rezagos normativos serán superados por la administración de la Dra. Claudia Sheinbaum y que también se sabrán adoptar políticas balanceadas en materia arancelaria que protejan a la industria automotriz de México, pero sin frenar la electromovilidad que tantos beneficios traerá a nuestro país.
Director ejecutivo de Iniciativa Climática de México (ICM).

