Últimamente se ha venido debatiendo la Iniciativa de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica. La discusión se centra en determinar hasta qué porcentaje puede participar el sector privado en la generación y comercialización de la energía eléctrica y también en limitar la participación de la inversión del sector privado nacional e internacional en el sector eléctrico nacional y en las energías limpias.

La propuesta tiene su origen por las facilidades que se le dio a la iniciativa privada para invertir en el sector a raíz de la reforma energética de agosto de 2013. En esa reforma se estableció que el estado mantenía la rectoría del sector energético a pesar de que se le daba la entrada a nuevas empresas, con el propósito de hacer más competitiva a la industria y, en consecuencia, que bajaran las tarifas del consumo de energía eléctrica.

Cabe señalar que las empresas privadas han venido desplazando a la CFE en la generación de energía eléctrica y como consecuencia de ello han obtenido privilegios económicos y financieros que habría que limitar. En este contexto, cabe preguntarse cuál es la situación actual de la industria eléctrica nacional.

De acuerdo con Inegi, este sector aporta 2.3% del PIB nacional. De hecho, en el último trimestre del 2020 su aportación a la economía fue de 270 mil 821 millones de pesos en términos reales. Sin embargo, en los dos últimos años su desempeño no ha sido de lo más alentador ya que la tasa anual de crecimiento fue de -2.6%, a pesar de que la CFE tiene una cobertura de 98.6% de la población total del país.

Es importante destacar que entre 2012 y 2018 los ingresos propios de la paraestatal disminuyeron a una tasa media de crecimiento anual de 0.4 % real, lo que puede explicarse por la caída de las ventas, la baja de los precios de las tarifas y el menor consumo, lo que fue compensado por un incremento de los subsidios y transferencias del gobierno. Adicional a esto, el saldo de la deuda de la CFE se fue incrementado de 113 mil 84 millones de pesos en 2012 a 231 mil 100.3 millones en 2018, lo que se puede explicar por las depreciaciones, la inflación y las reestructuras. Recordemos que en 2018 los ingresos principales de la CFE provinieron de la venta de bienes y servicios (80%), de los ingresos de combustibles a terceros (12%) y de las transferencias del gobierno federal (7.2%).

De acuerdo con datos de la misma CFE, en 2019 la empresa tenía 63 principales centrales eléctricas, mientras que el sector privado 52. Esto quiere decir que el sector privado ha venido manejando 45% de las centrales eléctricas del país.

Por último, no olvidemos que el crecimiento del sector está correlacionado positivamente con el crecimiento económico. Lo que significa que, para mayor crecimiento económico, mayor demanda de consumo de energía eléctrica. Pero como en los últimos años la economía mexicana no ha venido creciendo consistentemente, es de esperarse que tampoco la industria eléctrica.

Académico de la Universidad del Valle de México Campus Lomas Verdes

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