En los últimos días, aparecieron dos remolinos financieros sumamente fuertes, primero la quiebra de varios bancos en los Estados Unidos, el Silvergate Bank, Silicon Valley Bank, Signature Bank y el First Republic Bank, entre otros, a estas quiebras les siguieron algunos bancos europeos. Otro revés financiero apareció con la urgencia de elevar el techo de la deuda del gobierno norteamericano. La deuda pública en 2021, alcanzó 126.43% del PIB, menor a la de 2020, del 133.48% del PIB (). En números absolutos, se espera incrementar la deuda pública en 2023, en 31.4 billones de dólares, en tanto en 2022, la misma aumentó 30.9 billones de dólares y en 2021, fue de 28.4 mil millones de dólares (). Elevar el techo de la deuda no implica aumentar el gasto, sino más bien pagar el ejercicio ya aprobado, o en otras palabras, sirve para pagar las actividades del gobierno que se están efectuando, de ahí la preocupación de que en caso de no elevarse el endeudamiento, no será posible mantener varias funciones del gobierno ya en operación como ya sucedió en otras ocasiones como fue del 1º y el 17 de octubre de 2013. En el momento actual, el gobierno no dispone de ingresos fiscales suficientes por lo que el único camino disponible es elevar la capacidad de endeudamiento. En caso de no elevarse el techo de la deuda o incluso posponerse, surgirían efectos devastadores tanto para los Estados Unidos como para el mundo en general. La bolsa de valores caería ante la paralización de actividades del gobierno, el dólar se devaluaría afectando al comercio y las inversiones tanto externas como internas, provocando una profunda recesión. A nivel internacional, casi 60% de las reservas internacionales en el mundo están depositadas en dólares, lo que implicaría una pérdida de valor de las mismas; en México casi el 100% de las mismas se encuentran en dólares. Más del 60% del comercio mundial, a excepción de Europa se realiza en dólares, lo que implicaría igualmente una pérdida del valor del comercio mundial en dólares ().

Se podría preguntar si existe algún tipo de relación entre la quiebra de varios de los bancos más grandes de los Estados Unidos y la necesidad de elevar el techo de la deuda del mismo país. Se podría pensar si ambos fenómenos obedecen a la misma causa, lo cual es afirmativo, el origen principal de ambos fenómenos se encuentra en la política monetaria de combate a la inflación que recientemente elevó la tasa de interés. El aumento de la tasa de interés elevó la deuda del gobierno colocándolo en incapacidad de pagar los mayores intereses no planeados en el presupuesto, además de la imposibilidad de reducir otros gastos fijos que igualmente han ido en aumento como el gasto en salud y los gastos militares y de seguridad entre otros.

En lo que respecta a las quiebras bancarias, igualmente el aumento de la tasa de interés provocó retiros masivos de depósitos que estaban colocados a tasas más bajas, reduciendo drásticamente la liquidez de varios bancos, lo que ocasionó la caída del valor de sus acciones terminando en su quiebra. En este caso se trató no de la acumulación de carteras vencidas como sucedió en otras crisis, sino del retiro masivo de ahorradores que ante el aumento de las tasas de interés liquidaron sus activos que tenían con tasas de interés reducidas y se refugiaron en instrumentos con tasas de interés más altas. Sólo para comparar, el 4 de mayo del presente año, la tasa de interés fue de 5%, en tanto que el 5 de mayo del 2022, la tasa de interés era de 0.75%. En depósitos de más largo plazo, por ejemplo de 3

años, realizados el 16 de marzo del 2020, tenían una tasa de interés del 0%.

La tasa de interés se elevó con el propósito de disminuir la inflación, misma que se había acelerado en los últimos años. El Índice de Precios y Cotizaciones en abril de 2023 se situó en 4.9%, cuando en mayo de 2021, ésta era 2.6% y en mayo del 2020, fue de 0.1%. No podemos suponer que por el propósito de reducir la inflación, los hacedores de la política monetaria norteamericana, en concreto la FED, estuvieran dispuestos a provocar tanto la quiebra de algunos de los bancos norteamericanos más grandes como causar la insolvencia financiera del gobierno, además de motivar la posible devaluación del dólar y, perjudicar al comercio y las inversiones nacionales e internacionales. Más bien se podría pensar que los hacedores de política monetaria no calcularon las consecuencias que traería elevar la tasa de interés después de haberse mantenido reducida por varios años. O también podríamos estar frente a cierto grado de incomprensión por no decir incompetencia de los hacedores de política económica de no poder prever las consecuencias que provocarían elevar la tasa de interés, suponiendo a la inflación como un fenómeno netamente monetario que nada tiene que ver con la estabilidad de los bancos, la deuda pública, el comportamiento de las inversiones, y de otros fenómenos. Lo que sí es evidente, es que los modelos teóricos dominantes que privilegian la estabilidad de precios y del tipo de cambio por encima el empleo, la inversión y el ingreso no son capaces de resolver la misma inflación, el estancamiento y el desempleo, sino por el contrario las políticas predominantes están agudizando todavía más los problemas antes señalados.

Cualquier otro país que ha caído en la incapacidad de pagar su deuda, entre ellos México en 1982, para refinanciar su deuda, se ha visto obligado que asumir severas condiciones por parte de los acreedores representados por el Fondo Monetario Internacional, debiendo soportar agudas reducciones del gasto público, privatizaciones, disminución del empleo y del salario real, entre otras medidas de choque económico. Los Estados Unidos en cambio, no tienen que asumir tales restricciones para elevar su financiamiento público, sólo enfrentaron una lucha entre los intereses internos que por el momento han decidido reducir el gasto público, entre otras medidas. Lo que está claro es que el abandono de actividades públicas causado por la reducción del gasto arroja tales actividades a los brazos de la inversión privada. Lo que también es claro, es que tanto la quiebra de instituciones financieras como la necesidad de elevar el endeudamiento público no terminan ahí, estás son sólo medidas urgentes que de ninguna manera resuelven el problema, sólo lo aplazan. La raíz del problema, como hemos dicho se encuentra en la política neoliberal de elevar las tasas de interés y no comprender el efecto que éstas ocasionan sobre los precios y la estabilidad del propio sistema financiero que en el momento actual ha causado la quiebra de grandes bancos y elevado por tanto, el grado de monopolio del sistema financiero internacional.

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