Con lupa el nuevo gobierno deberá seleccionar a los negociadores que intentarán domar a Donald Trump. Afortunadamente, dentro de la Cuarta Transformación sobran hombres y mujeres que pueden hacer frente a los halcones trumpistas, sin embargo, también es necesario hacer una lista de quiénes, por ningún motivo, deben integrar la delegación negociadora.
En temas comerciales, el primer excluido debe ser el secretario de Economía, Marcelo Ebrard. Y no es que el buen Marcelo no sea una lumbrera, además de muy simpático. El problema, es que él ya está doblado, y que el propio Trump ha presumido que muy fácilmente lo arqueó.
“Vino (a verme) el máximo representante de México justo debajo del (puesto) más alto, justo debajo del jefe que resulta ser el Presidente”, dijo Trump sobre la visita del entonces canciller Ebrard a Washington entre el 2 y el 7 de junio de 2019, viaje que tenía el objetivo de desactivar la amenaza de aranceles a las importaciones mexicanas.
“Nunca he visto a nadie doblarse así. Entró (a mi oficina) y se ríe de mí cuando le digo: ‘Necesitamos 28 mil soldados en la frontera, gratis’. Él me miró y me dijo algo como ‘¿(Desplegar soldados) gratis?’ ‘¿Por qué haríamos eso en México?’ Le dije: ‘necesitamos algo llamado ‘Quédate en México’”, recordó Trump.
“Después de eso (él) me miró y me dijo: ‘¡Señor: sería un honor tener 28 mil soldados en la frontera! ¡Sería un honor tener ‘Quédate en México’!”, relató Trump.
Cierto o no lo dicho por Trump, doblado o no, Marcelo ya no es funcional como negociador.
Y otra persona que, ni por equivocación, debe ser integrado a las negociaciones, es el senador expanista y hoy filomorenista, Miguel Ángel Yunes Márquez. Aunque don Miguel Ángel ya abandonó el mal camino de la oposición, y ahora le reza todos los días san Adán Augusto, santo patrono de los arrepentidos, no es muy confiable que digamos.
Suponga que a media negociación salga desde Washington algún expediente incómodo de don Miguel, o de alguno de sus familiares, y que le tuerzan la mano. En un minuto, Yunes estará a favor de que se le apliquen aranceles desde 25% o hasta de 100% a los productos mexicanos que entren a Estados Unidos, o de que fuerzas armadas estadounidenses entren a territorio mexicano a exterminar a los cárteles de la droga y a sus capos. Bien dicen que el que traiciona una vez, traiciona siempre, y que no hay alguien más confiable que un traidor, pues se puede confiar en que siempre traicionará. Así que mejor no permitirle a Yunes acercarse a las negociaciones, no sea que, en un parpadeo, aparezca en el equipo de Trump.
Y cuando se aborde el tema migratorio, de ninguna manera se debe permitir que intervenga el excomisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño. Aunque don Paco sabe algo del tema migratorio, pero no va a tener tiempo para las negociaciones pues tiene que ir periódicamente a firmar al Reclusorio Sur, ya que está bajo proceso como imputado en el caso del incendio de la estación migratoria de Ciudad Juárez, donde murieron 40 personas, encerradas bajo llave.
Al hablar del tema energético, un gran experto es el exdirector de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett, el problema, es que don Manuel solo podría participar en las negociaciones por Zoom, de manera virtual, pues quizá no se quiera arriesgar a pisar suelo estadounidense para comprobar si es cierto, o no, que en aquella nación podría ser detenido debido a que es mencionado en una investigación de la DEA por el caso del secuestro, tortura y asesinato del agente de la agencia antidrogas Enrique Camarena Salazar, a manos del Cártel de Guadalajara en febrero de 1985. Así que es mejor perder un experto en la negociación, que exponerse a un escándalo diplomático si es detenido. Por lo tanto, olvidémonos de Bartlett. De pasada, también hay que dejar fuera como posible negociador en los temas energéticos al exdirector de Pemex, actual director del Infonavit, Octavio Romero Oropeza, pues, aunque él no tiene líos con la ley, tampoco tiene experiencia en el tema petrolero, pues él es ingeniero agrónomo. Quizá se pueda pensar en don Octavio cuando se llegue al tema agrícola en las negociaciones.
En temas de seguridad, no se le vaya a ocurrir a alguien mandar a Alfonso Durazo, gobernador de Sonora y exsecretario de Seguridad del gobierno federal. Don Poncho no puede llegar a la mesa con el diploma de haber puesto su grano de arena para convertir al sexenio pasado en el más violento de la historia moderna, al menos desde que hay registros de homicidios dolosos, rubro en el que superó con creces a los sexenios del panista Felipe Calderón y del priista Enrique Peña Nieto, y fue incapaz de frenar el tráfico de fentanilo. Con esas credenciales Durazo no solo sería el peor negociador, sino que los vecinos del norte podrían pedir que se le investigara para saber si solo fue ineficaz o cómplice.
Y en los temas agrícolas, quien definitivamente debe ser excluido, es Ignacio Valle, extitular de Segalmex, la institución creada el sexenio pasado para garantizar la seguridad alimentaria del país. El problema, es que durante su gestión lo único que garantizó don Ignacio es su impunidad, ya que la dependencia se registró el fraude, conocido como “La estafa maestra de la 4T”, un desfalco de 15 mil millones de pesos. Una cosa es que luego de que la estafa fuera descubierta, don Nacho esté libre y sin cargos, y otra que le vayan a permitir que participe en las negociaciones que requieren de personajes muy vivos, no de vivales.
Quién tampoco seria un buen negociador es el embajador de México en Washington, Esteban Moctezuma, pues para negociar se requiere ser visto, y en los últimos años poco se sabe del embajador Moctezuma, hasta antes de que entrara en su etapa bipolar, se pensaba que el embajador encargado de velar por los intereses de México ante el gobierno de Estados Unidos, era Ken Salazar.
Como verá, es importante armar un equipo fuerte de negociadores que domen a Trump, pero también es vital saber quienes son los que deben de quedar fuera del equipo, algo así como un antidream team.
ME CANSO GANSO. – El que sí debe ir a Washington
Y quién sí, o sí, debe estar en la lista de los negociadores es el doctor Hugo López-Gatell. Si Hugo domó la pandemia que le dura Trump. Y si por alguna razón no logra domar a Donald, puede culpar del fracaso a los niños con cáncer, decir que, movidos por los opositores a la 4T, sabotearon la negociación.