La repetición obsesiva de lo que ya eran sus mentiras más conocidas, el ninguneo grotesco de las madres y familiares de los desaparecidos (incluso de las que él soliviantó para dañar al gobierno anterior), el desprecio flagrante de la transparencia y la transgresión cotidiana de las reglas del juego democrático, hasta el punto de ignorar la más elemental distancia que el jefe del Ejecutivo debe tener con relación a su candidata y partido –algo que él como opositor reclamaba en otros tiempos (los 18 años que estuvo de campaña)–, son sólo algunas de las señales más sombrías que rondan este final de sexenio.

No es fácil pensar en otro “gran finale” como este en el México contemporáneo, pero creo necesario recordar que al finalizar su sexenio, Luis Echeverría Álvarez encarnaba un presidencialismo autoritario que se hallaba en plena forma, aunque no sé si tan popular como este. Es claro que las diferencias son muy grandes entre uno y otro mandatario, y que el contexto económico y político es otro por completo. Pero las semejanzas que podemos encontrar no son, tampoco, arbitrarias.

AMLO, es cierto, no termina su mandato –como Echeverría– en medio de una confrontación con el conjunto de la clase empresarial, pero eso se debe a que esta, en términos generales, ha sido profundamente indolente, dócil y pragmática frente a su gestión. La posibilidad de hacer negocios ha estado por encima de cualquier otra consideración; los empresarios, viendo cada uno el árbol de sus ganancias inmediatas, han perdido de vista el bosque, donde anida la inseguridad, la discrecionalidad presidencial y un ambiente de ilegalidades que en cualquier momento podrían acabar con sus empresas.

El gobierno de AMLO, como es claro a juzgar por sus muchos socios, no ha repetido el error de Luis Echeverría de atacar a todo el sector empresarial (con expropiaciones de tierras o el muy sospechoso asesinato de Eugenio Garza Sada), pero sí ha escogido algunos blancos. Tal es el caso de Ricardo Salinas Pliego, un empresario que ha levantado la voz criticando al gobierno y que, en respuesta, está siendo claramente acosado.

No son nuevas las hostilidades hacia el presidente de TV Azteca, pero en los últimos días varios acontecimientos, sumamente graves, las han puesto en el centro de la escena. El pasado 14 de marzo, la Guardia Nacional tomó por asalto el campo de golf Las Parotas, en Huatulco, una propiedad que por años, bajo concesión ciertamente, había estado en manos de Ricardo Salinas. Para el presidente López Obrador esta acción respondió al simple hecho de que el contrato había vencido y “son terrenos de la nación, no es propiedad privada”.

Con su probada visión para los negocios fracasados con dinero del erario público (AIFA, Refinería, Tren Maya, etc.), López Obrador anunció: “vamos a vender el campo de golf, porque no se beneficia en nada la hacienda pública”. Y la suerte fue echada: los ricos, incluido Salinas, se irán a jugar a cualquier otra parte, pero los más afectados serán todas las familias que trabajaban en ese lugar y la actividad turística de Huatulco relacionada con el mismo, que no era poca. El valor del terreno como campo de golf (por todos los cuidados que supone) se perderá y lo más probable es que termine siendo un basurero.

Luego de esta embestida, arbitraria toda vez que la conceción vence hasta el 2027, desde la Presidencia se ordenó a la tropa de caricaturistas y propagandistas de la 4T enfilar nuevamente sus baterías hacia un tema que parece preocuparles sobremanera: el adeudo que mantiene Grupo Salinas ante el SAT. Dicho adeudo no lo niega Ricardo Salinas, pero sí su monto y la forma extorsiva en que según él actúan las autoridades de la Administración Tributaria. Lo cierto es que para el SAT la deuda de Salinas con el fisco era de 30 mil millones de pesos el pasado 15 de marzo, y en unos cuantos días, después de un mensaje público del empresario donde señalaba opacidad y corrupción en el gobierno, pasó a 63 mil millones. (Reforma, “Tras crítica, le duplican la deuda a Salinas Pliego”, 21-III-2024).

Puede uno estar o no de acuerdo con el esquema de negocios que maneja Salinas Pliego (especialmente el de sus tiendas Elektra y sus famosos “pagos chiquitos”, tan comentados por sus haters), pero lo que es un hecho es que el tercer hombre más rico del páis está siendo blanco de varias acciones punitivas promovidas ex profeso por la Presidencia de la República.

Basta con recordar que este gobierno condona deudas fiscales a sus propagandistas (como Epigmenio Ibarra), para saber que está midiendo con un rasero muy diferente a Salinas. Insisto: puede o no gustarnos su estilo o su manejo empresarial, pero más allá de eso es muy preocupante el evidente hostigamiento del que está siendo objeto. Debe pagar lo que debe, sin duda,

pero el gobierno no tiene derecho a cobrárselo mediante una persecusión facciosa e ilegal.

El tufo autoritario de todo esto es muy preocupante. Los empresarios mexicanos en su conjunto –si no por dignidad, sí por cálculos de riesgo muy evidentes para sus negocios– deberían tomar nota y actuar en consecuencia: con AMLO hoy o Claudia Sheimbaum mañana, ya pueden poner sus barbas a remojar.

Correspondencia parda

Entre las muchas tareas que desarrolla la Universidad Nacional en apoyo de las diversas comunidades del país, nos comentan que el Instituto de geografía de la UNAM ha venido realizando estudios de afectación urbana y ambiental de varios asentamientos irregulares en la alcaldía Magdalena Contreras.

Hay que recordar que es en las zonas periféricas de la Ciudad de México donde más se presentan estos asentamientos irregulares con todos los problemas y riesgos (mortales muchos de ellos) que conocemos: desgajamientos de tierra o hundimientos, por ejemplo. Ahora, con estos estudios del Instituto de Geografía, la alcaldía encabezada por Luis Gerardo Quijano tiene información actualizada sobre cinco colonias: Tecutlalpan, Ixtlahualtongo, Cazulco, Gavillero y Subestación. Esto significa conocimiento puntual de las condiciones de cada asentamiento, de sus necesidades de infraestructura y servicios, sobre la situación jurídica de cada lote (para coadyuvar a su regularización) y datos indispensables para trazar acciones que mitiguen los riesgos.

@ArielGonzlez

FB: Ariel González Jiménez

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