En este año, la forma en que trabajamos ha cambiado significativamente. Dentro de los bancos, en México, y también a nivel mundial, el trabajo desde casa se ha convertido en la nueva normalidad. En términos generales, la mayoría de las personas dirán que el trabajo desde casa les ha funcionado bien e, incluso, podría haber mejorado su productividad. De hecho, trabajar desde casa tiene algunos beneficios inherentes como, por ejemplo, eliminar los desplazamientos largos y costosos; en una ciudad como la Ciudad de México, ha ayudado a los trabajadores a ahorrar un promedio de 2 horas al día. Sin embargo, también existen inconvenientes, quizás el más significativo, es la pérdida de colaboración social y profesional. Además, en el hogar, las personas se enfrentan a las distracciones añadidas y a la difuminación de los límites entre el trabajo y la vida familiar.

En esta nueva normalidad, los banqueros, los gestores de activos, las aseguradoras y otros trabajadores del sector financiero prevén estar menos tiempo en las oficinas, ya que las medidas de emergencia introducidas durante la pandemia, podrían generar cambios a largo plazo. Sin embargo, en el futuro es más probable que veamos una combinación de trabajo en oficina y en el hogar, puesto que migrar a un esquema 100% remoto está aún lejos de llevarse a cabo en el país.

A nivel mundial, las empresas del sector financiero están empleando diferentes modelos para que sus empleados vuelvan a la oficina. Algunas organizaciones han abierto, o se están preparando para abrir sus oficinas a los trabajadores, pero con un nivel de ocupación muy reducido. Algunas buscan extender el trabajo a distancia más allá de la duración de la crisis, se espera que el personal no vaya a la oficina más de dos o tres días a la semana. Asimismo, otros -con miras a ahorrar costos- ya han anunciado que la mayoría del personal no regresará a la oficina hasta mediados del próximo año y han actualizado sus políticas para permitir que el personal trabaje a distancia la mayor parte del tiempo.

Curiosamente, algunos bancos minoristas, especialmente en el Reino Unido, están planeando desarrollar un modelo de “centro y periferia”, en el que las empresas mantendrán un hub central, pero dejarán que una parte de su personal se base en oficinas de spoke o periferia. La sede central seguirá siendo el centro o hub y las sucursales bancarias serán reconfiguradas como sitios satelitales o periféricos. La razón por la que algunos bancos minoristas están considerando benéfico un modelo de este tipo es que ya cuentan con una ventaja sobre otras empresas que consideran modelos del mismo tipo, al contar con un espacio físico en sus sucursales bancarias. Las entidades bancarias están planeando convertir partes infrautilizadas de sus sucursales en espacios de oficinas, como una alternativa para llevar al personal de regreso a edificios más grandes después de la pandemia. Las medidas son parte de los esfuerzos de los bancos para adaptarse al impacto a largo plazo de la pandemia, ya que es poco probable que las oficinas centrales puedan acomodar el mismo número de empleados que tenían antes de la pandemia durante algún tiempo. Esto proporcionará al personal que tiene dificultades para trabajar desde casa, las instalaciones necesarias para asistir a reuniones internas y externas.

Para proporcionar a sus trabajadores un espacio adecuado para trabajar en las sucursales bancarias, los bancos de ciertos países -como el Reino Unido-, han comenzado a invertir en rediseñar parte del espacio, para adecuarlo a las necesidades de los próximos meses. Entre las medidas a tomar en cuenta, destaca la incorporación de hotdesks (lugares de trabajo disponibles para reservación) y nuevas salas de reuniones en sus sucursales. A largo plazo, la nueva distribución de empleados también ayudará a los bancos a reducir los costos operativos, así como su huella de carbono y facilitará que el personal de las sucursales se traslade a ubicaciones distintas y que anteriormente se habrían localizado en la oficina central (en el caso del esquema centro-periferia). Además, las entidades están planeando utilizar su sede como centros de colaboración para reuniones.

¿Podríamos ver un modelo similar en la Ciudad de México? Seguramente, existen ciertas idiosincrasias culturales y del mercado laboral y características de las sucursales (como la distribución de la ubicación, el tamaño, etc.), que deben evaluarse antes de implementar dicho modelo. Pero estos modelos les brindan a las instituciones una opción a considerar cuando los empleados regresen al trabajo desde las oficinas después de la pandemia.

Financial Services Advisory, Mexico

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