Mañana es el Día Internacional de la Mujer y México está de luto por Ingrid, Fátima, Lesby, Mara, Miroslava, Karen y una lista larguísima de mujeres que han sido brutalmente asesinadas. Me gustaría escribir acerca de los avances en nuestro país en materia de género, pero la realidad es que nos están matando.

La violencia de género es un problema sistémico desde hace muchos años y con una tendencia ascendente. Únicamente en lo que va de 2020 se han registrado alrededor de 265 feminicidios en México; la tasa de crecimiento en los últimos cuatro años ha sido de 111%. Estas son cifras desgarradoras que amenazan con superar récords históricos y advierten la situación de peligro en la que están las mexicanas.

Las mujeres no necesitamos felicitaciones en esta fecha, lo que queremos es sentirnos seguras y dejar de vivir con miedo.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, ocho de cada 10 mujeres se sienten inseguras en todo momento. Basta de normalizar la violencia y la terrible inseguridad que existe en México. No deberíamos tomar todas las precauciones que tomamos antes de salir de casa, las rutas que escogemos para no estar en riesgo, la ropa que usamos para no provocar.

La mayoría de nosotras hemos vivido por lo menos un episodio de violencia sólo por ser mujeres y esto es muy grave.

No es el futuro que quiero para mis hijas y para todas las niñas que están creciendo con miedo y sin el tesoro más preciado del ser humano, que es la libertad.

Yo no quiero que antes de despedir a mi hija tenga que fijarme en qué trae puesto, por si la tengo que reportar como desaparecida.

Es absolutamente necesario un cambio de paradigma cultural que se aleje del machismo y la misoginia, pero también impulsar políticas públicas con perspectiva de género que procuren el respeto a los derechos humanos. La impartición de justicia sin entender las desigualdades de género existentes, así como los vacíos en la definición de violencia de género y feminicidio, juegan parte en la permisión de impunidades.

El sistema actual legitima ciertas opresiones y actos de violencia, pero todos somos responsables. Es momento de decir basta.

Nuestra exigencia es justa y necesaria; la equidad de género es causa de todos; los derechos de las mujeres también son derechos humanos.

Esta responsabilidad conjunta comienza en el interior de cada uno, con la evaluación de nuestras acciones y el compromiso con generar un cambio positivo en la sociedad. Tengo la certeza de que nuestro poder de transformación es inmenso.

Hoy más que nunca es vital mantener la unión.

Usemos este sentimiento de indignación para avanzar hacia la justicia. Escuchemos el llamado y respondamos con valentía. La muerte de tantas no será olvidada.

En este Día Internacional de la Mujer, marchemos juntas para levantar la voz en contra de la creciente ola de violencia en nuestro país. No podemos permanecer en la indiferencia.

Participemos en el paro nacional que se llevará a cabo el 9 de marzo para reconocer la importancia y el valor de la mujer, primero como ser humano, y después como un pilar clave en el desarrollo económico y social de las comunidades.

Mandemos un mensaje claro de que no estamos dispuestas a tolerar que solamente por el hecho de ser mujeres, nuestras vidas estén en peligro. No queremos ni una menos en los trabajos, en las calles, en las escuelas o en nuestra casa. Las mujeres mexicanas queremos vivir y queremos vivir sin miedo.

Empresaria, inversionista de impacto y defensora de los derechos de la mujer

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