La sororidad es “la relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento”, de acuerdo con la Real Academia Española, que hace apenas dos años decidió incluir la palabra dentro de su vocabulario.

Por el contrario, la palabra masculina, fraternidad, tuvo su aparición en la RAE en 1732.

¿Por qué una palabra con tanto poder y que debería ser esencial lleva tan pocos años en los reflectores de nuestra vida? ¿Es la sororidad algo nuevo?

La sororidad se encuentra en la naturaleza desde antes de la vida humana. Hay plantas, como la monstera, que para poder alcanzar la luz y seguir creciendo abren agujeros en sus hojas que les permiten a sus hermanas más pequeñas recibir los beneficios que la selva da a las plantas para que crezcan sanas y frondosas.

Es así como esta planta logra alcanzar hasta 20 metros de altura, gracias al espacio que abre para que las hojas que vienen detrás puedan recibir la luz que necesitan para crecer y, juntas, poder alcanzar el punto más alto.

Al igual que las plantas, hay especies de animales e insectos que no existirían si no fuera gracias al trabajo entre hembras. Las abejas no sólo viven alrededor de una reina, sino que casi toda la población de abejas está compuesta por hembras.

Todas trabajan juntas como un ejército liderado por la matriarca, para alimentarla y mantener la colmena.

La naturaleza nos ha enseñado el camino. No puedo dejar de pensar que esa clase de empatía, de procuración, de cuidado y de misma sororidad debe estar presente en nuestra naturaleza como mujeres.

Actualmente, la mayoría de las sociedades viven regidas por la supuesta e impuesta autoridad de los hombres.

El patriarcado es un sistema de organización social tan mayoritario como desigual.

Las mujeres hemos decidido alzar la voz para enfrentar estos estereotipos que tanto daño han hecho a la sociedad y a la construcción de un futuro más equilibrado. Es gracias al ejemplo de miles de mujeres que la palabra sororidad toma un tono representativo en la vida moderna.

Cada día son más las mujeres que abren camino donde antes no figuraba la presencia femenina. Hoy somos testigos de los logros que han alcanzado las mujeres en política, negocios, deportes, tecnología e incluso en lugares donde nunca las hubiéramos imaginado, como la milicia, tal es el caso de Usha Kiran.

Debemos fomentar la sororidad, juntas somos dinamita.

Se necesita compasión, empatía, dejar a un lado la individualidad. Nos toca ser mujeres más modernas y entender que nadie es más ni menos. Somos quienes somos y caminamos el mismo camino de diferente forma: cada una debe entender que el éxito de una también lo es para muchas.

La vida se trata de inspirar a que los demás despierten en su ser. Una puerta que abre una mujer exitosa es el camino por el que pasan muchas más.

¿Quién más deberá procurar nuestro desarrollo, ya sea personal, familiar, profesional? ¿Quién más que nosotras?

No quiero decir con esto que no aceptemos o brindemos ayuda a nuestros compañeros, porque no estamos solas.

No es una cuestión de cerrarnos ante lo que nos rodea, la empatía no es una cuestión de género. Es sólo que ahora, en los tiempos en que vivimos, es necesario voltear a vernos entre nosotras, cuidarnos, procurarnos y ayudarnos.

Seamos como la hoja de una monstera para que cuando nos encontremos en lo alto siempre permitamos dar paso a la luz para que otra mujer pueda recibirla y crecer. Trabajemos porque siempre haya otra mujer permitiendo que la luz pase por ella y llegue hasta nosotras. ¡Juntas somos más fuertes!

Empresaria, inversionista de impacto y defensora delos derechos de la mujer

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