O no debería tenerlo. Sin embargo, millones de niñas y jóvenes enfrentan barreras para lograr sus aspiraciones en el ámbito profesional, y si están vinculadas con carreras científicas o del campo STEM, resulta aún más difícil.

Existen prejuicios culturales de género que asumen erróneamente que las mujeres no tienen las capacidades suficientes para desarrollarse en carreras vinculadas a la ciencia, la tecnología, las ingenierías o las matemáticas. Esto representa una gran pérdida para la humanidad porque estamos desaprovechando el enorme potencial.

Se estima que únicamente 30% de las mujeres en todo el mundo estudia carreras STEM, siendo aquellas relacionadas con las tecnologías de la información y las ingenierías las de menor penetración.

En el caso de México y de acuerdo con datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), sólo tres de cada 10 científicos son mujeres. Asimismo, las mujeres exitosas en el área de STEM carecen de visibilidad. Los modelos a seguir son una fuente de inspiración que impulsa a las niñas y jóvenes a romper los techos de hierro y a no desertar en sus aspiraciones vocacionales.

La desigualdad se hace más profunda en el campo laboral y toma otros matices al desarrollarse en entornos altamente masculinizados, donde la discriminación cotidiana hacia las mujeres les impide acceder a puestos de mayor nivel, un mejor sueldo e incluso a becas de investigación.

Aunque nos encontramos en una era tecnológica, paradójicamente son las empresas de este rubro en donde es más clara la subrepresentación femenina.

En el caso de Google, las mujeres representan sólo 31.6% de la plantilla laboral. Si analizamos cuántas de ellas se ubican en puestos de liderazgo, la representación femenina se reduce a 26.1% y, específicamente, quienes ocupan puestos técnicos conforman únicamente 25.7%.

¿Por qué las mujeres están subrepresentadas en el área de STEM? Primero, por el estigma de que las mujeres no son buenas en estas disciplinas o que al ser mujeres de ciencia no podrán desarrollar un entorno familiar. En segundo lugar, por la falta de igualdad de oportunidades para ingresar al campo laboral y las precarias condiciones salariales; siete de cada 10 mujeres que pudieron integrarse a un empleo en el área de STEM percibe menos de 6 mil pesos mensuales.

Aunque en México en las últimas cuatro décadas el porcentaje de mujeres que estudian disciplinas STEM ha pasado de 27% a 52%, su avance en el campo profesional es más lento y no existen suficientes plazas en la academia o en el mercado laboral para ser ocupadas por mujeres. El conocimiento no debe tener género, tampoco la vocación. Necesitamos más mujeres en carreras STEM, más voces femeninas que lideren la innovación tecnológica y científica para abordar los desafíos actuales y del futuro.

Es por ello que debemos dirigir los esfuerzos desde las primeras fases de la enseñanza para que más niñas y jóvenes encuentren plataformas y áreas de desarrollo en disciplinas de la ciencia, las ingenierías, las matemáticas y la tecnología.

Aunque es un camino lleno de obstáculos, tenemos referentes como Katya Echazarreta, la primera mujer mexicana en viajar al espacio y de quien rescato la siguiente frase para alentar a más niñas y adolescentes a perseguir sus sueños:

“Todos me decían que esto era un sueño de niños, que no iba a pasar, que era imposible. Que debería enfocarme en algo más ‘serio’. Usa mi experiencia como esa señal que necesitabas”.


Empresaria, inversionista de impacto y defensora de los derechos de la mujer
 

para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, planes para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS