La región de América Latina y el Caribe se desmarca del resto del mundo por el impulso que diversas mujeres están dando al modelo de “economía feminista”, aquella que visibiliza las brechas de género en la dinámica económica y sus implicaciones en la vida de las mujeres y en las comunidades.

En los últimos 10 años, ha habido notables cambios y avances para las mujeres en América Latina, sobre todo en el acceso a la educación, en mayor participación en el mercado laboral y en más representación política, pero aún estamos lejos de alcanzar la equidad y hay muchos obstáculos impuestos por el sistema que limitan el desarrollo de las mujeres.

La brecha de género económica sigue siendo muy pronunciada en la región.

El reporte del Banco Mundial La Mujer, la empresa y el derecho 2022 evalúa leyes y regulaciones en 190 países, en ocho áreas que impactan la participación económica femenina. De acuerdo con este estudio, en Latinoamérica y el Caribe las mujeres tienen 20% menos derechos legales que los hombres, lo que se traduce en desigualdad económica.

En su informe Brecha Global de Género 2021, el Foro Económico Mundial precisó que las mujeres ganan alrededor de 37% menos que los hombres en funciones similares, y tendrán que pasar 267.6 años para que alcancemos la paridad de género en el ámbito económico, incluyendo la igualdad salarial.

En ese contexto, resulta importante pensar en una economía feminista que considere las desigualdades de género previamente existentes. Mercedes D’Alessandro, quien hasta hace unas semanas se desempeñaba como directora nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía en Argentina, ha dado una gran lección sobre la importancia del liderazgo femenino para empoderar económicamente a más mujeres. En su libro, Economía Feminista: Cómo construir una sociedad igualitaria (sin perder el glamour), la economista y escritora argentina desarrolló el término “economía feminista” para pensar en políticas que “corrijan” el impacto desigual del funcionamiento económico y denunciar los sesgos de género en la economía.

D’Alessandro fue la primera funcionaria al frente de un área dentro del Ministerio de Economía en ese país, creada con el objetivo de enfocarse en la igualdad de género desde una perspectiva económica.

Los esfuerzos de D’Alessandro estuvieron basados en dos ejes: construir indicadores que permitan identificar los problemas y los avances e impulsar un presupuesto con perspectiva de género. Por primera vez en Argentina, las mujeres han sido el foco de atención de la economía, convirtiendo a este país en un referente de la región, muestra de la fuerza transformadora de la mujer y prueba de la importancia de una perspectiva de género a nivel económico. Anteriormente, en América Latina no existía un espacio institucional donde se debatieran políticas económicas con perspectiva de género, por lo que la creación de esta dirección es el resultado de la lucha del movimiento feminista y un ejemplo a seguir por otros países de la región.

Yo estoy convencida que una perspectiva de género debe ser implementada en todos los sectores para poder hablar del desarrollo sostenible de México.

Empresaria, inversionista de impacto y defensora de los derechos de la mujer

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