Luego del éxito inusitado del Festival de Poesía en 1967, el Consejo de las Artes de Gran Bretaña y el Poetry Book Society decidieron mejorar la logística para la edición de 1970. Con la experiencia previa, los poetas recibieron mayor atención para que todos pudieran llegar a la isla británica sin contratiempos. El encuentro se dio en medio de un proceso electoral, por lo que hubo fuertes debates en el seno del gobierno laborista de Harold Wilson sobre si era popular subvencionar a la cultura y, en particular, a la literatura. Ante el alejamiento de Ted Hughes, Patrick Garland y Charles Osborne asumieron la organización. Este último recuerda: “El joven editor Peter Jay fue nuestro mandadero, transportando poetas a través de Londres, llevando recados y permaneciendo siempre agradable a pesar del temperamento de los artistas.”

Entre los participantes destacaban los nombres de los estadounidenses Tennessee Williams, Carolyn Kizer y Allen Tate, los ingleses W.H. Auden, “la mascota del evento”, Stephen Spender y Thom Gunn, el australiano Peter Porter, el nigeriano Wole Soyinka, el italiano Pier Paolo Pasolini, el húngaro Sándor Weöres y el alemán Günther Grass, quien canceló su participación y fue sustituido por Octavio Paz, que llevaba seis meses residiendo en un departamento cercano al centro de Cambridge, ocupando la cátedra Simón Bolívar del Churchill College. Un archivista de la institución lo recuerda “de carácter casi ermitaño, de largas caminatas, pero de pocos amigos; del salón de clase a la biblioteca y de ahí a su alojamiento”.

El acontecimiento tendría lugar en el Queen Elizabeth Hall del 25 al 27 de junio. Osborne apuntó los malabarismos de la logística: “Thom Gunn acaba de llegar de San Francisco y Soyinka ha volado desde Estocolmo, pero lo hemos perdido (¿Estocolmo? Lo estaba esperando de Ibadán). Más problemas: Abordé el avión en Roma, pero Pasolini no estaba en él. Fueron Pasolini y Tennessee Williams los que pensé no vendrían. Sin embargo, Tennessee llegó incluso unos días antes de lo previsto”.

La llegada de Pasolini se retrasó hasta la impaciencia. Nadie abrigaba esperanza alguna, hasta que, un par de horas antes, el italiano hizo su aparición salvando el programa inaugural. Peter Porter fue el elegido para abrir el evento. Más tarde, Pasolini lanzó frases como “fascista” y “burgués” sobre Patrick Garland. Muchos señalaron que el cineasta no pudo superar el tránsito de la traducción, por lo que su presentación resultó monótona. Tate tuvo la mala suerte de que los altavoces fallaran, por lo que su lectura fue prácticamente ininteligible. Luego siguió Gunn, quien recorrió el podio presentando sus lecturas con elegante acento. La prensa dio cuenta que “el señor Weöres leyó con un ritmo oriental y su extraño poema en un canto fue maravilloso”, y que la presentación de Williams “fue la más divertida”. El viernes 26 se presentó Paz: “Hay que admitirlo, el poeta mexicano (…) lo hizo mucho mejor que otros en las mismas circunstancias. Su largo poema ‘Lectura de John Cage’ fue inmensamente eficaz, incluso en fragmentos alternativos de español a medio entender”.

Luego de un día más de poesía, la reflexión final estuvo a cargo de Auden: “Creo que estas lecturas públicas son algo bueno. La poesía es la palabra hablada. Debe leerse en voz alta, incluso cuando se lee en solitario. Sin embargo, hay el peligro que pienses en la audiencia y produzcas un efecto dramático. Por eso intento imaginar que le estoy leyendo a una sola persona. Además, ¿qué podría ser mejor para un poeta que hacer lo que disfruta y que le paguen por ello?”.

El festival de poesía de Londres se sigue celebrando hasta la fecha. Sin embargo, 50 años después de los primeros eventos, hoy parecen ecos de tiempos que no se volverán a repetir.