Con una muy marcada evolución musical, estética y hasta política, el fenómeno mediático que representaron los Beatles fue notorio desde su comienzo. Una combinación de coyuntura y visión artística, situado en el zenit de la psicodelia y transformación social de los años 60, el cuarteto de Liverpool no tardaría en convertirse en el rostro de una generación de jóvenes deseosos de un cambio. Ante un impacto cultural tan importante, era natural que los medios, la sociedad e incluso los intelectuales estuvieran al pendiente de saber cuáles eran los ideales que movían al conjunto.

Uno de los primeros intentos para desentrañar la cuestión vino en las páginas de Rave, revista británica dedicada al rock. Aplicándoles el cuestionario Proust, tres de los integrantes (pues por algún motivo John Lennon estaba ausente) dieron una serie de respuestas sardónicas donde se burlaron del ejercicio y de sus entrevistadores. Algo curioso en el cómo la revista realizaba este sondeo era que al final se redactaba un pequeño análisis del carácter de los invitados. En el caso de los Beatles, el elemento en común que caracterizó a los tres fue que su ingenio era una máscara para ocultar una vida interior más compleja. Así, George Harrison fue caracterizado por ser una persona “consciente de sus contradicciones” y que no sabía exactamente qué esperar de su vida; Paul McCartney por su impulsividad, ambición y carácter explosivo; y Ringo por una necesidad implacable por agradar a los demás.

Los Beatles según Octavio Paz
Los Beatles según Octavio Paz

A pesar de que el objeto de este análisis era plantearles a las admiradoras qué tan buenos serían como novios cada uno de los músicos, sus conclusiones irían acorde a lo que algunos intelectuales de la época pensarían de ellos y de su impacto. En una entrevista de 1967 con Elena Poniatowska, Octavio Paz hablaría brevemente del grupo en el contexto de los movimientos estudiantiles de la década. Para el poeta, las sublevaciones, particularmente aquellas en Europa y Estados Unidos, se trataban de rebeliones, no revoluciones. Esto quiere decir que no buscaban la caída del sistema para refundar la sociedad con principios bigualitarios, sino que estaban elaborando una profunda crítica sin querer destruir sus fundamentos.

En este sentido, las dos expresiones estéticas más notorias de la generación, los beats y los Beatles, expresaban cosas muy similares. Para Paz, ambos eran productos artísticos que en sí eran más el síntoma que el modelo, eran el gesto, a veces errático y críptico, de un descontento inenarrable por la propia juventud, pero incluso así existía el atrevimiento de expresarlo: “No me parece un gran grito poético. Me parece una explosión de salud y de inseguridad al mismo tiempo, de inseguridad porque necesitan, de salud porque se atreven a decirlo”. Gritos como “Help, I need somebody, not just anybody!” enuncian una carencia y desazón reales, no obstante, no trazan la línea para solucionar la condición, ni siquiera pueden expresar llanamente lo que se necesita más allá del llamado desesperado de ayuda.

La rebelión a la que los Beatles le daban rostro estaría en proceso de articularse a sí misma y a sus inconformidades con la sociedad de la posguerra. La historia demostraría que el sistema no estaba del todo dispuesto a escuchar. Esta crítica adquiriría una madurez retórica y conceptual cuya expresión serían los álbumes del grupo que salieron en los años críticos de la contracultura: Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band y el White Album.

Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS