En 1981, Octavio Paz recibió el Premio Cervantes, la distinción más importante para los escritores de habla hispana. No había pasado un año de este acontecimiento, cuando, el 11 de noviembre de 1982, se anunció que el poeta sería laureado una vez más, sin embargo, la ocasión era distinta. Desde Maguncia —tierra donde Gutenberg entregó al mundo la imprenta de caracteres móviles— le llegaba otro galardón: “La Academia de Ciencias de Letras de esta ciudad concedió hoy al escritor mexicano Octavio Paz, de 68 años, el Premio Wilhelm Heinse, por su audacia mental y originalidad y la amplia virtud de su obra”.

Este reconocimiento lleva el nombre de un novelista alemán de mediados del siglo XVIII, cuya obra utópica se ha considerado parte del legado del país germánico. La distinción comenzó a otorgarse en 1978 a literatos destacados en el ámbito de la ficción y el ensayístico. El galardón consistía en una medalla, con forma de moneda romana, creada por el escultor Munich Toni Stadler. La institución que lo concedía era una asociación sin fines de lucro, perteneciente a la Unión de Academias de Ciencias Alemanas.

La ceremonia de entrega fue el 20 de julio de 1983 y se celebró en la embajada de la República Federal de Alemania, ubicada en el 1991 de Avenida de las Palmas. La prensa mexicana no tardó en reseñar la velada: “Don Octavio y su Mari Jo arribaron puntuales a la casa que habita el embajador Dittmann, los cuales estuvieron en la puerta para dar personalmente la bienvenida a los invitados”. En medio de la pompa diplomática, Heinz W. Dittmann efectuó la condecoración. Breves, pero significativas palabras acompañaron la entrega, con ellas el embajador manifestó las razones por las que el mexicano había sido elegido, y agregó que la lectura de autores latinoamericanos, en toda Europa, se había extendido, debido al ingenio y genialidad de estos escritores. Sobre el premiado en turno puntualizó: “Es un gran hombre de letras y poeta que ha contribuido mucho al entendimiento de la cultura mexicana no sólo en Alemania; sino también en muchas partes del mundo”.

Tras recibir la medalla, Paz agradeció el honor y aseguró que reconocimientos como aquel lo alentaban a continuar traduciendo en tinta sus reflexiones. Durante la recepción, se brindó por el poeta con vinos del Rhin y se especuló sobre el significado de los premios acumulados: “La mayoría de los miembros de la Academia de Maguncia no descartan la idea de considerar a Octavio Paz como el próximo Nobel de Literatura”.

El Wilhelm Heinse fue el primer galardón que la República Federal Alemana le confería a Paz. El segundo llegó al año siguiente. Durante la Feria del Libro de Frankfurt, se le entregó el Premio de la Paz del Comercio Librero Alemán. Estas distinciones pueden tener origen en la simpatía que tuvo el autor hacia las repúblicas democráticas que, en numerosas ocasiones, empató con su obra: “Mi poesía participa de la rebelión contra ciertas formas de la modernidad contra este mundo de seudocomodidades, de seudoprogreso que en los países desarrollados se convierte en una especie de desierto moral y de anonimato y en los nuestros en una terrible injusticia. No en vano siempre he defendido la democracia. La gran poesía del siglo XX sólo es posible en la democracia”.

Paz fue el único escritor latinoamericano en hacerse con la moneda alemana. Otros autores condecorados fueron Susan Sontag y György Konrád. La presea dejó de entregarse en 2001, debido al carácter limitado de la pieza; ya que el artista sólo realizó 20 de ellas.

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