El 16 de septiembre de 2025, no es una fecha cualquiera en el calendario universitario de Colima, ni tampoco un acto más en la agenda institucional.
Es el recordatorio de que hace 85 años se sembró en esta tierra; una idea poderosa: que la educación pública debía ser el instrumento para cumplir con el propósito social de la Revolución Mexicana, el de garantizar justicia, equidad y los derechos del pueblo.
La Universidad de Colima, entonces llamada Universidad Popular de Colima, nació bajo el mandato del presidente Lázaro Cárdenas del Río y el impulso y visión decidida del exgobernador, Coronel Pedro Torres Ortiz, en un pequeño edificio de la calle 20 de Noviembre de la capital colimense.
Pero desde sus primeros pasos, fue mucho más que un proyecto educativo: fue un acto de insumisión frente a la marginación, un compromiso fundacional con el desarrollo de la región y la dignidad de su gente.
En sus primeros años ofreció cursos técnicos para responder al desarrollo regional. Después vinieron las etapas de consolidación y expansión: en 1955 se instauró el bachillerato propedéutico; en 1958 la primera licenciatura en Derecho; y en 1962 se alcanzó la autonomía universitaria.
La descentralización académica de los años 80 llevó sus aulas a los diez municipios del estado y, para 1996, ya contaba con 28 bachilleratos, dos escuelas de media terminal, 25 planteles de educación superior y una oferta integrada por 52 licenciaturas, seis especialidades, 24 maestrías y cinco doctorados.
Hoy, 85 años después, la Universidad de Colima se reafirma como una institución de vanguardia.
El actual rector Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño anunció que la universidad alcanzó en el Proceso de Admisión 2025 una matrícula histórica de 31,476 estudiantes, el mayor número registrado en toda su historia, con un crecimiento del 3.27% respecto al año anterior y un 11.5% en comparación con 2021.
Este logro no solo representa una expansión cuantitativa, sino una conquista institucional que permite a Colima cumplir por sí mismo el compromiso nacional de cobertura educativa. Según información de la propia U de C; la distribución por niveles lo confirma: 5,652 estudiantes aceptados en el nivel medio superior, con cobertura total de la demanda; 3,906 aceptados en nivel superior, en 65 programas académicos; y 337 estudiantes admitidos en posgrado, de un total de 480 aspirantes, en 26 programas disponibles. Cerca del 7% de la matrícula proviene de otros estados o países, principalmente Jalisco, Michoacán y Estados Unidos, lo que demuestra que la U de C ya no solo forma colimenses: forma ciudadanía global.
La Universidad es también reconocida por su compromiso con la calidad. Ha mantenido durante dos décadas la certificación ISO 9001 en su Sistema de Gestión Integral, destacándose como institución pionera en normas internacionales de excelencia. Esto ha permitido homologar procesos, mejorar la satisfacción de estudiantes y sociedad, y garantizar la seguridad, confidencialidad y continuidad de los servicios universitarios.
En el ámbito académico y científico, la U de C cuenta con 1,956 profesores, de los cuales 427 son de tiempo completo y más del 90% con estudios de posgrado.
En 2023 fue ubicada en el noveno lugar del ranking SCImago de instituciones de educación superior en México, y en 2024 se posicionó en el lugar 13, consolidándose entre las 15 mejores del país. Además, mantiene 218 convenios internacionales con instituciones de 38 países, y lidera proyectos de investigación en áreas como biotecnología, medicina, salud y la Cuenca del Pacífico.
Pero como si no bastara con honrar su historia con cifras, logros y rankings, la Universidad ha decidido mirar hacia adelante con audacia.
En este aniversario 85, se convierte en la primera institución del país en declarar el uso y práctica de la inteligencia artificial como un derecho humano para toda su comunidad. Un paso visionario del actual rector Torres Ortiz Zermeño, se emitieron los Lineamientos para el Uso Ético y Responsable de la Inteligencia Artificial Generativa, un documento institucional que no adorna los estantes: transforma las aulas.
En él se establecen principios como integridad académica, transparencia, inclusión, privacidad, accesibilidad y uso crítico. Para garantizar su cumplimiento, se implementó la Declaratoria de Uso de IAG, donde cada estudiante o docente debe registrar si utilizó inteligencia artificial en su trabajo, y se creó el programa Agentes TIC, un diplomado de 144 horas para capacitar en su aplicación pedagógica y ética.
Este acto no es un adorno de aniversario ni un proyecto mediático. Es una transformación educativa profunda, que responde a lo que el mundo exige de las universidades: no resistirse al futuro, sino moldearlo.
Mientras muchas instituciones apenas comienzan a preguntarse qué hacer con la inteligencia artificial, la U de C ya trabaja para preparar a su comunidad para vivir, pensar y construir en un mundo cada vez más gobernado por algoritmos.
Lo ha señalado la UNESCO: la IA debe ser conducida por principios éticos, y corresponde a las instituciones educativas liderar esa transición.
Celebrar 85 años no es solo mirar hacia atrás, es asumir el reto de seguir caminando hacia adelante con la misma raíz popular, pero con una nueva brújula tecnológica.
Porque esta universidad nació para servir al pueblo, y hoy, cuando el conocimiento se digitaliza, se globaliza y se vuelve cada vez más complejo, vuelve a estar a la altura de su tiempo. Y sobre todo, vuelve a estar a la altura de su origen.
abogadoangel84@gmail.com






