Con los daños irreparables que los huracanes Eta e Iota han propiciado a los países centroamericanos (y a partes del sur de México), no hay duda que habrán mayores presiones para migrar desde ahí en el nuevo año, justo en el momento que una nueva administración de Joe Biden arranca en Estados Unidos.

Al mismo tiempo, no conviene regresar a los tiempos en que caravanas de centroamericanos desesperados pasaban por México tratando de llegar a la frontera norte. Generó “anticuerpos” contra los migrantes entre el público mexicano y llevó a una reacción dura del gobierno estadounidense contra toda migración en la frontera. ¿Pero qué se puede hacer diferente entonces?

Lo primero que una nueva administración Biden tendría que hacer es ofrecer algún tipo de ayuda a los damnificados por estos eventos dramáticos en la región. Ya habrá pasado lo peor de las tormentas cuando inicie su gobierno Biden el 20 de enero, pero todavía habrá mucho qué hacer para la reconstrucción de las zonas afectadas, y un ofrecimiento de apoyo serio debería ser el enganche para un compromiso mucho mayor en esta región.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha hablado de la necesidad de un esfuerzo internacional para transformar Centroamérica, y Biden presidió como vicepresidente el último intento de realizar esto hace unos años en el gobierno estadounidense, así que la mesa está puesta para que los dos países, quizás con el gobierno canadiense también, lideren una iniciativa para invertir en Centroamérica y el sur de México, para modernizar sus economías y fortalecer el estado de derecho.

En el caso de los países centroamericanos, parte de este esfuerzo puede hacerse en cooperación con los gobiernos nacionales de esos países, pero parte tendrá que hacerse con organizaciones de la sociedad civil, para fortalecer las comunidades y monitorear las acciones de los gobiernos, que han sido proclives al autoritarismo y la corrupción en algunos casos.

Pero la ayuda humanitaria y las inversiones en transformaciones económicas e institucionales no detendrán por sí solos una ola migratoria de países que han sido triplemente golpeados por huracanes, Covid-19 y una crisis económica profunda. Por lo tanto, habrá que pensar en otras estrategias también para ordenar la migración y darle cauce legal cuando sea posible.

Esto requiere que los gobiernos de México y Estados Unidos mantengan sus esfuerzos por ordenar las fronteras, y que cooperen los gobiernos centroamericanos en estas tareas, para evitar flujos masivos irregulares entre los países. Pero también se tiene que ir ofreciendo oportunidades de migración regular para los que desean trabajar fuera de su país y de protección para los que están huyendo de la persecución y la violencia.

Una opción clave es abrir oportunidades de trabajo en Estados Unidos, a través de los programas estacionales de agricultura y servicios. Hay más de 260 mil mexicanos que recibieron visas de trabajo para Estados Unidos el año pasado para estos programas, pero menos de 10 mil centroamericanos. Y quizás se pueda pensar en posibilidades en algunos sectores de la economía mexicana y en agricultura en Canadá, que ya tiene un pequeño programa de trabajadores agrícolas de México y Guatemala.

También habrá que ir fortaleciendo programas de protección en los países centroamericanos para que la gente no tenga que salir por violencia, y tendría mucho sentido que el gobierno de Estados Unidos diera más apoyo al sistema de refugio de México a través de ACNUR e IOM, así como al entramado de instituciones migratorias y de ayuda a refugiados. Y la administración Biden tendrá una tarea urgente de revisar, reparar y relanzar el sistema de refugio (asilo) en la frontera con México, un esfuerzo que tomará unos meses pero que es de primera importancia.

No conviene regresar a los días de migración masiva por caravanas, pero hay formas más humanas y justas para manejar las presiones migratorias que se darán en los próximos meses y planear un mejor futuro. Gobiernos que se preocupan por este lado humano, tanto en México como ahora en Estados Unidos, tendrán la oportunidad de crear este nuevo escenario paso por paso.

Presidente del Instituto de Políticas Migratorias (MPI).
@SeleeAndrew

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