En esta ocasión hablaremos de Cuba, de las recientes manifestaciones que tuvieron origen el domingo 12 de junio y cuyas imágenes (varias falsas, por cierto) han dado la vuelta al mundo.

Existen varios elementos que llaman la atención de las protestas en Cuba el fin de semana, pero me concentraré en dos; las Redes Sociales y la idea de la “revolución eterna”.

Desde la Revolución en 1959, la única información de protestas en la isla, fue el “Maleconazo” que se disipó fácilmente y poco se supo de lo ocurrido en realidad. La fuerza social y el alcance internacional que hasta ahora ha tenido la situación cubana, sin duda se debe al uso de las Redes Sociales (RRSS), no obstante, se haya suspendido el internet, las imágenes, tweets y videos en vivo, ya eran imposibles de parar, #SOSCUBA se volvió trending topic y la gente alrededor del mundo comenzó a expresarse desde muy diferentes perspectivas.

Las RRSS se llenaron de mensajes mostrando diversas pasiones ideológicas, desde el total apoyo de Nicolás Maduro al “gobierno revolucionario de Cuba” en contra del injerencismo de las derechas, hasta las del presidente Jair Bolsonaro, quien aprovechó para criticar al socialismo brasileño y denunciar que los cubanos “fueron a pedir libertad y recibieron balas de goma, golpes y prisión”. Los partidarios de uno y otro bando, así como algunos confundidos, también emitieron sus opiniones, creando una avalancha de adjetivos cuyo sujeto se acomodaba según su bando. Algunas preguntas surgen de las lecturas de los mensajes, por ejemplo: “Gobierno represivo” ¿El de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Brasil, Colombia, o Chile?, “los cubanos” ¿los de las manifestaciones? ¿los Comités de Defensa de la Revolución?, “Desgaste del modelo” ¿Socialista o neoliberal?, “Estallido social” ¿estallido o manifestación en Cuba, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Chile, Ecuador?, “Abuso policial” ¿En Cuba, Venezuela, Nicaragua, Chile, EUA, México, Colombia?, así un sinnúmero de conceptos que complican pensar la realidad latinoamericana actual.

El elemento central que atrae la atención internacional, es si estamos frente al ocaso de la Cuba de la “revolución eterna”. Se han hecho dos lecturas, aquélla que exalta la idea de que las manifestaciones demandan estrictamente insumos básicos, cuya obtención no ha sido posible por la injerencia de EUA, a través del bloqueo fortalecido por Trump y reiterado por Biden en las Naciones Unidas. La segunda interpretación, dicta que la inconformidad y el rechazo, no son sólo producto de la crisis económica y sanitaria, sino que dichas crisis fueron el detonante para salir a expresarse en contra de la ausencia de libertades y del gobierno de Díaz-Canel. Lo cierto es, que las cosas han cambado en Cuba, más allá de quien lo acepté o no, la realidad nos muestra un hecho insólito, los cubanos (muchos o pocos, da igual) salieron a protestar, esto no sólo nos habla de una situación desesperada, sino de una nueva generación que ya no convive con los referentes ideológicos más fuertes de la revolución cubana, que se ha identificado con nuevos significantes a través de la apertura del internet y que ha perdido el miedo y/o el respeto hacia el gobierno.

¡Qué difícil se ha vuelto pensar! Especialmente cuando se quiere hacer correctamente y ninguna apuesta se distingue de la otra, pero sí se asemejan en sus vicios, quizá de ahí la nostalgia de muchos por la Guerra Fría, donde la esperanza sin experiencia se alimentaba de propuestas diferenciadas.

A pesar de la confusión, hay una lección clara (no la más grata para muchos líderes políticos), y es que la sociedad en ningún contexto está dispuesta a negociar su libertad y a entregar el poder absoluto e indefinido a ningún gobierno, más allá de su alta o baja popularidad, de sus errores o aciertos o de nuestras filias y sus fobias

 @avzanatta
Ana Vanessa Cárdenas Zanatta

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