DE COMPROBARSE SIN NINGUNA DUDA todo lo que se ha dicho y publicado de la ministra, le vendrían a modo los versos de Buddy Richard (*), interpretados por Hernaldo Zúñiga: “una profesional de la mentira, tu vida siempre ha sido una mentira, una vulgar y estúpida mentira”.

Aunque el veredicto popular está dado, cada vez se acerca más la decisión del Comité Universitario de Ética de la UNAM sobre el plagio de la tesis de licenciatura, en el que estaría involucrada la exalumna y hoy ministra de la Corte.

Esta semana enfrentó un nuevo golpe a su ya mermada credibilidad. El País dio a conocer que la Universidad Complutense de Madrid se deslindó del título de doctorado que obtuvo en 2009, en la Universidad Anáhuac.

En los documentos que envió al Senado para ser elegida ministra en 2019, la ministra indicó que obtuvo su doctorado en la Universidad Anáhuac “en coordinación” con la Complutense, pero esa universidad aclaró que nunca sustentó su tesis doctoral ahí, por lo que no puede ser considerada como una de sus doctoras.

Hay algo que no termina de cuadrar, pues no habría seguido los pasos lógicos para obtener la licenciatura, maestría y doctorado, según el Registro Nacional de Profesiones de la SEP.

La licenciatura la obtuvo en la UNAM, en 1988. El doctorado lo obtuvo en 2009, en la Universidad Anáhuac. Y alcanzó el grado de maestra, siendo ya ministra de la Corte, en 2021, en la Universidad del Valle de México, campus Tlalpan.

Es decir, la ministra obtuvo el doctorado 12 años antes de haber alcanzado la maestría.

Como requisito de ingreso al doctorado, la Facultad de Derecho de la Universidad Anáhuac exige la Cédula de la maestría, en original y copia. Obviamente no lo tenía por que la cursó 12 años después.

Como si no fuera suficiente, empleados de la Corte, que hablan a condición del anonimato, denuncian maltrato de la supuesta copiante. Aseguran que es la única ministra que pide que el elevador que la acerca a su oficina esté detenido cuando arriba a la Corte. Su equipo de seguridad exige, siempre según estas versiones que, en la recepción, espacio que cruza para llegar al ascensor, no haya nadie ajeno al personal, y quienes están ahí deben dar un paso atrás para que ella pase.

En una ocasión, aseguran, su llegada coincidió con la de una reportera de la fuente. Personal de seguridad, de forma grosera, habría intentado sacarla del edifico mientras la ministra pasaba. La reportera fue “rescatada” de tan penoso momento por la ministra Norma Piña Hernández, quien le habría dicho al elemento de seguridad: “que desatinada actitud” y la habría invitado a subir al elevador para no dejarla sola en el lugar.

Entre el personal de apoyo de las Salas, insisten, es bien sabida su altanería y prepotencia. Y es tal su soberbia, comentan, que se mandó a hacer un segundo retrato, para el pasillo de los ministros, porque el primero no le favorecía.

En los últimos días, retiró de la discusión del Pleno dos proyectos, argumentando observaciones de los demás ministros, lo que se ha interpretado como un vacío de sus pares. Y ayer, al intentar defenderla, su amigo el Presidente dijo que este asunto de la ministra lo han inflado al nivel de lo de García Luna.

¿Los comparó porque los dos son actos de corrupción?

Traidores y patriotas

No es la primera vez que el presidente López Obrador muestra su gusto por lo sobrenatural. El fin de semana pasado y en una de sus conferencias, se refirió a los aluxes, seres mágicos de la cosmogonía de los pueblos del sureste. Marcadamente desde que ocupó la dirigencia del PRD, en el siglo pasado, daba sus declaraciones de prensa y citaba los eventos principales a las 5PM. El sábado 18 de marzo, la concentración por el aniversario de la Expropiación Petrolera en respuesta a la concentración “Mi voto no se toca”, será también a esa hora. Cosas del misticismo.

para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión y muchas opciones más.


anarciae@gmail.com