Miguel Layún anunció, el domingo, que se retirará al final de este torneo. También la semana pasada, de acuerdo a los trascendidos, la cúpula de Chivas determinó el final de en el conjunto tapatío.

Evidentemente, Vega podrá continuar con su carrera profesional, pero —y esto es mera especulación— difícilmente lo hará en un club del tamaño del Deportivo Guadalajara.

¿Qué tienen que ver Layún y Vega? Nada, pero me fue imposible no relacionarlos.

Son opuestos en todo. Layún es defensor, Vega atacante; a Miguel lo distingue el tesón por encima del talento, Alexis exuda calidad; el veracruzano tuvo una muy buena carrera en el futbol europeo, mientras que el capitalino parece estar cada vez más lejos del viejo continente.

Layún supo darle la vuelta a sus circunstancias y catapultó su carrera a lugares impensados; a Vega, sus circunstancias parecen condenarlo a convertirse en “otro que pudo ser más”.

Si Layún hubiera sido tan talentoso como Vega, ¿qué carrera hubiera tenido?

Seguramente, le habría alcanzado para jugar en un club de los que pelean por ganar la Champions League.

¿Y si Alexis tuviera el profesionalismo de Layún?

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Lo mismo, podría jugar en el club que se le diera la gana y sería el gran referente del futbol mexicano.

Justo esas preguntas fueron las que me hicieron relacionar a dos personas con trayectorias tan dispares.

Preguntarse lo anterior es muy injusto para Miguel Layún. El americanista no podía hacer nada para ser más talentoso. Esa magia interior, que pocos tienen, no se compra en la farmacia, ni se puede trabajar. Pero Layún tuvo algo más importante: cabeza.

Y por eso maximizó sus cualidades y se sacrificó para que todo dejara de ser su culpa. En el caso de Alexis Vega, es todo lo contrario.

El esfuerzo, la disciplina y la conducta profesional están totalmente supeditados a la voluntad. En esos rubros, el talento y la calidad no importan. En eso se igualan el mejor y el peor.

Correr hasta dejar la última gota de sudor, acostarse temprano, alimentarse bien y dignificar la profesión, no entienden de cualidades.

Layún es el ejemplo del profesional (con sus momentos de flaqueza obviamente, pero hablamos del trazo grueso de su carrera) y un ejemplo de cómo sobreponerse a los obstáculos.

Mientras que Vega aprendió, en este 2023, que es buena idea llegar puntual y dejar de consumir refrescos y tortillas.

Quizá, sería una buena idea que ahora que tendrá más tiempo Layún, le invite un café a Vega para explicarle lo que significa ser futbolista profesional.

Adendum. “Odio al Cruz Azul”, me escribió Knut. Mejor ni le contesté.

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