Escuchar a quienes lo rodean, es fundamental para que un jefe o líder trascienda. Sobra decir que aquel que ocupa la posición de privilegio será, a final de cuentas, quien tome las decisiones. Pero estar abierto a las opiniones del resto, ya sean pares o subordinados, ayudará a obtener un mejor resultado. Por algo, el dicho reza que “dos cabezas piensan mejor que una”.
Dicho lo anterior, es igual de importante discernir a quién sí se le debe escuchar y a quién no. No todas las opiniones tienen valor. En cualquier orden de la vida.
En el futbol, el entrenador es el jefe de los futbolistas. La responsabilidad principal del director técnico es, con base en las piezas con las que cuenta, elegir la manera en que el equipo jugará.
Por supuesto, la cosa no es tan cuadrada. Y es que, al final del día, un entrenador también debe convencer a personas con distintas maneras de pensar y de ser. Pero, en lo estrictamente técnico, ellos deben sacar el mayor beneficio, con base en los talentos que conforman el plantel.
Pero, a veces, los convencionalismos que rodean al futbol pueden dañar al equipo. En otras ocasiones, la terquedad y tozudez del DT también pueden afectar el buen desempeño de un conjunto.
El sábado, todo México vio una situación de este tipo en la cancha del Nemesio Díez. Domenec Torrent planteó el partido de una manera y fue incapaz de modificar cuando el trámite, durante el primer tiempo, así lo requería. Salir a defenderse, claramente era un suicidio.
Por si fuera poco, aunado a la necedad de salir jugando ante la presión de los Diablos, Germán Berterame le pidió a gritos que cambiara el esquema táctico. El goleador, totalmente desesperado, bramaba para que metiera a alguien que lo acompañara adelante. Al menos dos veces lo hizo con el partido 1-0 en favor de los locales. Torrent lo vio, como lo vimos todos los que estábamos de ese lado de la cancha y los millones que siguieron el partido por televisión. El técnico decidió hacer como que no vio nada.
Jamás sabremos si el español determinó no modificar su planteamiento por soberbia o por evitar ofender a alguien al realizar un cambio en el primer tiempo. Y tampoco sabremos si es que haber realizado una sustitución habría cambiado el rumbo de la eliminatoria. Lo que es un hecho es que Torrent no escuchó a uno de sus referentes. Para el segundo tiempo, la cosa mejoró y Rayados se quedó a nada. Modificar el esquema dejó claro que Berterame tenía razón. México entero lo escuchó, pero su jefe no...
Adendum. Knut se quedó sin datos.
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