Debo confesar que esta columna es producto del miedo y la desesperación. Nada como la presión de no tener ni idea sobre qué escribir, cuando —socarronamente— se acerca la hora de entrega. El juego ante Corea del Sur quedaba muy lejos y, encima, para cuando ustedes leyeran esto, el estaría por enfrentar a Japón o ya lo habría hecho. Bueno, así transcurría mi lunes, hasta que me distraje, y fue entonces cuando se “abrió el mar”.

No sé por qué, pero me puse a pensar en lo bien que les fue a Checo Pérez y a Abraham Ancer este fin de semana. La verdad no me gustan el automovilismo y el golf, por eso me extrañó estar pensando en ellos. Pero, de pronto y de la nada, llegó el momento de serendipia (que como todos ustedes saben, significa: hallazgo afortunado), y pensé: ¿Por qué a ellos les va bien y en futbol no pasamos del cuarto partido?

Es verdad que el automovilismo y el golf son deportes caros, y también es una triste verdad que la grandísima mayoría de los mexicanos jamás podrán practicarlos. ¿Será el haber crecido sin carencias los que los hace triunfar? Porque un apoyo real del sistema deportivo nacional no tiene nada que ver con los éxitos de Ancer, Carlos Ortiz, Lorena Ochoa —en el pasado— y, mucho menos, Sergio Pérez.

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La idea relacionada con el extracto social, la descarté de inmediato. Y es que fue imposible no relacionar el éxito deportivo de nuestro país con nombres como los de Memo Pérez, Soraya Jiménez y Noé Hernández , por mencionar a algunos de los mexicanos que accedieron al Olimpo con los bolsillos, prácticamente, vacíos. Atletas que con talento, disciplina, esfuerzo y mentalidad ganadora, superaron todos los obstáculos para convertirse en inmortales.

Incluso, me vino la imagen del halterista Lino Montes , quien —previo a los Olímpicos de Londres— le mostró al país, a través de la pantalla de TV Azteca, sus codiciadas preseas. Todas ellas colgadas en la pared de un jacal, en Yucatán. Así, sin la tranquilidad que una cuenta de banco abultada brinda y sin la calma que da el darle una vida mejor a la familia, Lino viajó a Londres, para terminar sexto.

En el beisbol, siempre tuvimos jugadores en la élite. Hoy, Urías y González son campeones y figuras con los Dodgers. Entonces, ¿qué pasa con el futbol? El futbolista también sufre carencias y se debe sacrificar, pero eso se acaba tan pronto llega a Primera División (en la mayoría de los casos) y, quizá, el tener todas las comodidades sea el problema, porque talento sobra en el país.

Pero seamos serios, cuántos futbolistas nacionales han brillado en clubes top de Europa. Nos sobran dedos para contarlos.

Adendum. Knut

se tomó el puente.

futbol@eluniversal.com.mx

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