Esta semana, la Selección azteca se juega sus últimas cartas rumbo al Mundial de Qatar. En la patria futbolera (aficionados, periodistas, analistas y protagonistas) hay dos bandos definidos de cara a la triple Fecha FIFA: los positivos, que vemos al equipo nacional caminando sin sufrir rumbo a la Copa del Mundo, y los negativos, aquellos que ven todo color de hormiga.
Primero lo primero, los rivales. Estados Unidos es el único que plantea complicaciones, y toca enfrentarlo en el Azteca. Honduras y El Salvador , hoy no son ninguna amenaza (revise sus números) en cualquier cancha. Por ende, considero que no habrá sobresaltos para conseguir el boleto.
Ya establecido lo anterior, por supuesto que hay cosas por las que debemos preocuparnos. La primera es que este equipo mexicano juega como para dormir a un búho. Habrá quien diga que —al final— eso son formas y lo que importa es el resultado, o sea el fondo. Es cuestión de gustos, y ahí sí ni cómo hacerle.
Otra preocupación, esta sí inobjetable, es la falta de gol. Raúl Jiménez apenas va recuperando su nivel. Henry Martín se destaca por su despliegue físico más que por su puntería de cara al arco. Mientras que el Chaquito aún es una promesa de goleador. Esos son los tres centros delanteros naturales del equipo.
También habrá que estar a las vivas de qué es lo que pasa en el vuelo que traiga desde España a Héctor Herrera y al Tecatito Corona. No vaya a ser que otra vez nos apliquen la chilanguiña voladora y nos los vuelvan a cambiar a más de 10 mil pies de altura.
Ambos están jugando de maravilla con sus clubes, pero la bronca es que con la camiseta nacional (esa que antes era verde), suelen desempeñarse muy por debajo de las expectativas que sus presentaciones en Europa generan.
Ahora, si esos dos muchachos vienen en plan héroe de la película ... Póngase cómodo y disfrute de lo que viene. Si no vienen en ese plan y las molestias anteriores persisten, háganse a la idea de que nos vamos a aburrir, pero —al final— veremos a todos los seleccionados pegar de brincos al son de “¡Nos vamos al Mundial!” . Qué importa si es porque los demás son muy malos.







