Cuando uno se equivoca, corresponde aceptar el error. Y yo, no hace mucho, me equivoqué. Así que toca reconocer que el 5 de octubre, en este mismo espacio, no estuve ni cerca de atinarle. Aquel martes, y tras lo sucedido en las tribunas del al finalizar el América vs Pumas , aseguré que estábamos a tiempo de parar la violencia en el futbol mexicano. La verdad, lamentablemente, ni cerca estuve de tener razón.

Como dice la canción de Caifanes : Aquí no pasa nada. Y lo que sucede en San Luis Potosí es el ejemplo perfecto de cómo se prefiere barrer la mugre debajo de la alfombra, que arreglar el problema. En lo que va del campeonato, las inmediaciones del Alfonso Lastras ya fueron —en dos oportunidades— un campo de batalla, y, evidentemente, no sucedió, ni ocurrirá nada.

El 29 de septiembre, la trifulca fue entre los seguidores locales y los de Tigres. En los videos que se viralizaron, se escuchan dos estruendos; los presentes aseguraban que fueron disparos, las autoridades de la Liga MX aseguraron que fueron cohetones. Haya sido lo que haya sido (en el entendido de que, si fueron balazos, la cosa es peor), ¿por qué no pasó nada?

¿Cuántos accidentes por pirotecnia han terminado en desmembramientos o incluso en la muerte, en este país? Tristemente, muchos. ¿Entonces, por qué no hay consecuencias cuando un barrabrava se mete a un estadio con pólvora? Parece que a nadie le interesa terminar con el problema.

El fin de semana pasado, vimos cómo un aficionado del América fue brutalmente golpeado por varios rivales. ¿A qué nivel hemos caído que una persona participó de la pelea mientras llevaba en brazos a su hijo? El problema es grave, y no es exclusivo de San Luis Potosí. Sucede en tantos lados y con tanta frecuencia, que en esta colaboración no hay espacio suficiente para señalar a todos los involucrados. Esta semana le tocó a San Luis Potosí .

En Turquía , cada persona que ingresa a un estadio está registrada en un padrón nacional y su boleto está directamente relacionado con su identificación oficial. Es decir, allá saben perfectamente quién ingresa a un estadio y dónde están ubicados. Tal vez, un sistema similar podría ayudarnos.

El problema en México es serio y, mientras sigan minimizándolo y escondiéndolo bajo la alfombra, lo único que va a pasar es que todo empeorará. Y yo —a principios de mes—, también lo minimicé al pensar que estamos a tiempo de pararlo.

Adendum. Knut anda más pendiente de las Chivas que de su Cruz Azul. El domingo me escribió lo siguiente: “Si sin ganar estaban felices, eso ahora debe ser la locura. Ojalá, si se van de fiesta, guarden los celulares”.

futbol@eluniversal.com.mx

 
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