Mañana, la Selección Azteca asegurará el boleto al Mundial (¡El negativo que pensó en repechaje, se me sale, pero rapidito!). La realidad es que sólo una hecatombe evitaría que los futbolistas mexicanos se abracen y den de brincos al son de ¡Nos vamos al Mundial, nos vamos al Mundial! Por supuesto, habrá quien considere que las maneras de este equipo son desastrosas, y ¿sabe qué? Esos tienen toda la razón. Pero le cuento un secreto: eso le importa un cacahuate a los que integran al “Mundo Selección”.
Fuera máscaras. A usted y al periodismo nos molesta y, en algunos casos, hasta nos preocupa que el equipo nacional juegue tan feo. Pero a los federativos, directivos y, aunque usted no lo crea, a los futbolistas les importa más el clima en Hawái que la forma en que se consigue cada cuatro años el pase a la Copa del Mundo.
Lo deportivo es lo de menos (paradojas de la vida), lo que verdaderamente importa es el negocio. Y ese negocio queda garantizado en el instante en que se obtiene el pasaje al Mundial que sea. Y es que los patrocinadores se abalanzan sobre la Selección como aves de presa, ni locos se quieren quedar fuera del gran evento. La Selección Azteca paraliza al país cada vez que se presenta en un Mundial y eso representa millones de ojos cautivos para las marcas.
A la Federación, esos ingresos le significan lograr las metas económicas establecidas y, aunque hoy suene a locura, si avanza de ronda cae un chisguetito más y a celebrar. ¿Quinto partido? Sería fantástico, pero tampoco pasa nada (en lo financiero) si no se avanza. Las arcas ya están rebosantes y lo otro ya sería avaricia.
Y usted dirá, pero claro que a los futbolistas les debe preocupar la manera en que se juega. Uno pensaría que sí, pero después de cada partido (tomando en cuenta que cada día juegan más feo), se declaran contentos por obtener los puntos, porque la eliminatoria es muy difícil y bla, bla, bla... No hay autocrítica, y así es muy difícil. Si a eso le sumamos que las críticas siempre van contra el DT de turno, pues maravilloso, esto es un día en una playa de Aruba.
Finalmente, hagamos un ejercicio de honestidad. La mayoría, en el instante en que se asegura la presencia de la Selección en un Mundial, pasa en un solo movimiento del “no se puede jugar tan mal” al “ahora sí vamos por el quinto partido”. Entonces, todos en el entorno saben que con clasificar a la Copa Mundial se cumple con la misión. Así que no queda más que felicitarlos por este gran logro...
Adendum. Knut me dijo: “Si México hubiera crecido al menos 15% en los últimos años, las distancias se habrían acortado, pero no tanto. Más bien todos crecieron, menos ustedes”.
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