Álvaro López Sordo

Morir con las botas puestas

Tampoco se puede pretender jugar a matar o morir ante una escuadra que tiene muchas más armas

Articulista Álvaro López Sordo. Foto: EL UNIVERSAL
21/10/2025 |01:53
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El instinto de supervivencia es algo innato. Todos lo tenemos. Algunos más desarrollado que otros, pero cada persona del planeta cuenta con él. ¿Cómo se manifiesta este instinto? Son respuestas automáticas que se manifiestan ante el peligro. Todos, sin darnos cuenta muchas veces, realizamos cálculos para actuar de manera rápida ante situaciones que nos ponen en riesgo. Dicho conjunto de reacciones biológicas han sido fundamentales para la preservación de la especie.





Pero estos tiempos modernos nos presentan a un grupo de seres que parecen tener desactivado el instinto de supervivencia: Los entrenadores de futbol.

Vale la pena aclarar que no todos los directores técnicos cuentan con este déficit, sólo aquellos a quienes el concepto o la idea les parece más importante que cualquier otra cosa en su vida profesional. Fernando Gago dejó en claro el viernes que él es miembro distinguido de ese selecto grupo.

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El Necaxa salió a jugarle de tú a tú a los Tigres. Cosa plausible si se hubiera tomado algún recaudo defensivo, máxime luego de que hace unas semanas los felinos de San Nicolás de los Garza le metieron siete goles al Puebla de Pablo Guede (uno de los pocos equipos del nivel del Necaxa este semestre).

Pero Gago no escarmentó en cabeza ajena y jugó cómo le gusta, sin importarle que enfrente tenía a un equipo del nivel de los Tigres.

Calculo que nadie esperaba que Gago cambiara de manera radical, pero pudo plantear el partido de manera más conservadora, sin traicionar sus principios.

En la vida, no todo es blanco o negro. Hay una gama amplísima de grises, y eso es lo que parece que los entrenadores fundamentalistas de la posesión y el ataque no comprenden.

No se trata de colgarse del travesaño, cuando un Necaxa enfrenta a un Tigres.

Pero tampoco se puede pretender jugar a matar o morir ante una escuadra que tiene muchas más armas, porque puedes meter tres goles, pero te pueden meter cinco.

¿Qué es lo plausible de este tipo de entrenadores? Que proponen un juego agradable y se enfocan en la portería rival por encima de todo.

Como espectador neutral, es fantástico; pero como aficionado a un equipo, si no hay resultados, la forma importa poco.

Esta noche, el Necaxa recibe al Cruz Azul y —si Gago y sus muchachos no voltean más a su propia portería— podrían recibir otra catarata de goles.

Suena muy heroico cuando los entrenadores se inmolan y aseguran que “prefiero morir con la mía”. Quizá, si ese mentado instinto estuviera encendido, habría posibilidades de establecer un proyecto y seguir viviendo, en lugar de morir con las botas puestas.

Adendum. Reapareció Knut. “¿Qué pasó?”, me escribió el sábado, por la victoria del Cruz Azul. Se le olvida que su problema es en la Liguilla.

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