Nunca me han gustado los festejos de Año Nuevo, pero no porque sea un amargado o le tenga aversión a la diversión. Mi problema se relaciona con todas las frases que rodean a dicha celebración.

Los buenos deseos son maravillosos, pero —desde niño— me parecía inexplicable aquello de que —con el cambio de año— todo mejorará, como si los problemas de cada uno estuvieran relacionados con el periodo en sí.

Cada 1 de enero, me despierto con la misma sensación (no, no me refiero a la cruda) de que el nuevo número que acompañará nuestra existencia por los próximos 12 meses ni mejorará ni empeorará algo.

Eso es cosa de cada quien, e incluso hay muchas situaciones que escapan de nuestro control. Todo eso pensaba, pero ahora estoy seguro de que el primer día del año entrante me despertaré con otra idea en la cabeza: Ojalá este año sea menos raro que el anterior.

Porque este 2020 ha sido el más extraño de los últimos 100. Nadie se imaginó, el 1 de enero, que el planeta se “cerraría” por una pandemia . Y en temas mucho menos relevantes, nadie pensó que Lionel Messi entraría en estado de rebeldía.

Es más, si en los casinos hubieran existido las apuestas “pandemia mundial” y “divorcio corrosivo Barcelona-Messi”, seguramente el envite de la ruptura blaugrana habría pagado más, porque nadie lo hubiera creído probable.

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Pero aquí estamos, en el año más estrambótico de nuestras vidas. Y la Pulga se ha revelado. Sí, con “v”. Evidentemente, una historia como ésta no merece un final así. Suceda lo que suceda, tanto Leo como el club saldrán raspados. Se quede o se vaya, ya nada será igual.

La institución hace bien en defender su patrimonio. Y Messi tiene todo el derecho del mundo de querer jugar en otro lado. Lo que no se entiende es ese desesperante silencio. Cada día se especula más, y cada teoría no hace más que dañar al futbolista.

Primero, que el culpable era Bartomeu , quien puso su cabeza en la mesa, pero no hubo respuesta. Después, se filtró que lo que quiere Messi es ganar dos Balones de Oro y otra Champions , pero considera que en el Barcelona no lo logrará.

El amor del barcelonismo por Lionel jamás terminará, pero ya hay un sector que le recrimina que no quiera ayudar al equipo a salir del hoyo, que no apueste por ellos como ellos apostaron por él cuando era un niño.

Ni el más amistoso de los divorcios termina bien para todos los involucrados, En este caso, cada día todo se ensucia más, y cada vez hay más gente que no entiende por qué Messi se ha rebelado fuera de la cancha, en lugar de hacerlo desde adentro.

Adendum. Recibí un mensaje de Knut; a continuación lo transcribo: “Si Cruz Azul es el equipo más constante del año, nada de lo que pase te puede sorprender”.

futbol@eluniversal.com.mx

 
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