Ya no camina en la cancha, ni clava la mirada en el pasto. Durante este verano, nunca ha tenido la mirada perdida, sino todo lo contrario. En sus ojos se nota el hambre de triunfo que, siendo honestos, no es normal en alguien que ha ganado tanto. Ese futbolista que era capaz de desesperar hasta al santo Job durante sus ráfagas de apatía, ya no existe.
, por fin, se encontró a sí mismo vestido de albiceleste.
Hace dos años, en esas mismas canchas brasileñas, Leo logró echarse a la bolsa a los aficionados argentinos. Paradójicamente, la Copa América de 2019 fue el torneo que peor jugó en su vida el astro del Barcelona . Su nivel fue muy pobre, por supuesto comparándolo con él mismo. Pero Messi encontró su voz y su lado rebelde. Sin jugar bien, pero declarando fuerte, protestando y peleando en la cancha, conquistó a su pueblo.
Hoy, Messi sigue mostrando rebeldía. Pero con la pelota. A sus 34 años sigue queriendo jugar siempre y, contrario a su costumbre con el cuadro nacional, ya no desaparece del terreno de juego. Messi es otro en el campo, a grado tal que en el tramo final de los partidos no para de correr, de pedir la pelota, de generar peligro y muestra su liderazgo sin necesidad de pelear o discutir, aunque siempre haciendo notar su presencia en la cancha.
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Hoy, a Messi se le ve mejor que nunca con la camiseta de la selección de Argentina . Ya no es el mismo futbolista de 2014, ni ese que en 2010 hizo figura a todos los arqueros que enfrentó en Sudáfrica . El tiempo es implacable, pero este es un Messi mucho más completo y más dueño de la situación en el cuadro nacional.
Messi
es otro. Ya se parece más a ese Messi que el mundo exigía ver cuando se ponía la camiseta nacional. Tal vez sea porque él sabe que le quedan muy pocas balas en la recámara, y que es ahora o nunca para levantar un trofeo de mayores con Argentina . Esta Copa América , Qatar 2022 y, si tenemos mucha suerte, la Copa América de 2024 son las posibilidades que le restan a Messi .
Pero no existe la felicidad completa, esta versión mejorada de Lionel Messi vestido de celeste y blanco se encuentra con el peor equipo argentino en años. Ya no están las figuras de antaño y, quizá, sólo quizá, esto sea un guiño del destino hacia Lionel Messi . Un título sin estar rodeado de grandes estrellas, podría significar agigantar el mito llamado Lionel Messi y, también, crear un vínculo irrompible entre los aficionados argentinos y su capitán.
Adendum
. “¿Quién fue el genio que decidió que la Liga MX se juegue durante los Olímpicos ?”. Eso me escribió Knut (le corregí la ortografía de cuates); otra vez, no supe qué decirle.
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