Normalmente, cuando vamos a un centro comercial, nos llaman la atención las marcas de mayor prestigio (aunque no podamos pagarlas) y los productos que están mejor empacados. Por eso, las empresas invierten fortunas en el empaquetado de sus mercancías y en la ubicación en las tiendas. La tradición, es decir el nombre, y lo llamativo suelen atraer todas las miradas.

Pero eso no siempre significa que sean lo mejor. En el

pasa lo mismo. Lo común es que los reflectores se enfoquen en los clubes grandes y en los nombres más rimbombantes, pero siempre hay alguien que demuestra que no todo es dinero.

Nicolás Larcamón

y Maximiliano Araújo son el ejemplo perfecto. Al entrenador, semestre a semestre, le venden a sus mejores jugadores y su Puebla no pierde la forma ni el estilo. Con muy poco, hace mucho más de lo que se espera. El equipo no negocia el esfuerzo, le compite a escuadras con mayor presupuesto y lo hace sin vivir colgado del travesaño.

Ormeño

, Reyes , Fernández y Tabó encabezan la lista de jugadores que Larcamón potenció y fueron vendidos. Israel Reyes ya le interesa a diversos equipos de la Liga MX , pero —para mí gusto— quien tiene los meses contados en la Angelópolis es el uruguayo Araújo .

Tiene 21 años de edad y juega de todo. ¿De qué juega Araújo ? Su posición natural es lateral, pero en medio campo se ha desempeñado, tanto abierto como por el centro, e incluso ha jugado como delantero. Se habla muy poco de este joven uruguayo.

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Pero, de seguir así, seguramente dejará de ser la joya escondida de nuestro torneo y los clubes más poderosos lo tendrán en la mira. Mismo caso el de Larcamón , a quien habrá que ver manejando un plantel más robusto. Ninguno de los dos es un producto de alta gama, pero eso no significa que no sean dos de los elementos más rentables.

Adendum. “¿ Monterrey no tendría que jugar mejor?”, me preguntó Knut . Le respondí: “Deberías ser detective”.

futbol@eluniversal.com.mx

 
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