El mundo está patas para arriba. Eso es un hecho tan irrefutable como que el agua moja. Es, y punto. ¿O me van a decir que alguien, alguna vez, se imaginó que el discurso de un sobre la desigualdad racial en Estados Unidos sería más pensante, coherente y elocuente que el del mismísimo presidente?

Nada más hay que revisar las cuentas de Twitter de LeBron James y Donald Trump para comprobarlo. Pero en esta vida hay cosas que nunca van a cambiar. La NFL es una de esas. Pase lo que pase, siempre serán lo mismo. Cínicos, desvergonzados y oportunistas, son una buena manera de empezar a describirlos.

¿O ya olvidaron la tristísima actuación del comisionado Roger Goodell ante el Senado para negar que sabían del daño que los golpes en la cabeza provocaban? De esas, hay varias, pero ahora sí se la volaron.

Solidarizarse con la familia de George Floyd y entristecerse por los actos de violencia que las protestas por la muerte de él desencadenaron, es un golpe bajo hasta para ellos.

¿Tan rápido se les habrá olvidado que desterraron a Colin Kaepernick por protestar, de manera pacífica, por la desigualdad racial y la brutalidad policiaca que diariamente sufren los afroamericanos?

Kaepernick simplemente se arrodillaba mientras sonaba el himno nacional. Fue el primero, fue el rostro de un movimiento que buscaba concientizar a una nación. Pero a los dueños del ovoide les pareció demasiado que un hombre negro alzara la voz, sin abrir la boca.

Seguramente, habrán pensado —desde sus lujosos palcos— que a él le pagaban para entretenerlos, no para que piense. Y mucho menos para que se queje.

 

Hoy, esos mismos señores se “unen” a la causa, esa misma que hace poco les incomodaba tanto que prohibieron (muchos, a petición de Donald Trump) que los jugadores se hincaran. Esos mismos señores que, con una mano en la cintura, vetaron a Kaepernick, a quien poco le importó y siguió con su lucha social.

Ojalá alguien hubiera tenido la cabeza suficiente para saber que, antes de escribir una sola letra referente al abominable homicidio de George Floyd, debieron —como mínimo— ofrecer una disculpa a Colin Kaepernick, a ese hombre al que Estados Unidos se negaba a ver hincado, a ver la realidad...

Hasta que la realidad los asfixió. Ironías de la vida: la NFL condenó el gesto pacífico de Kaepernick, pero hoy —ante la violencia que lacera al país— se sienten con el derecho de pararse en la misma vereda que el quarterback. Adendum. Knut sigue muy confundido y enojado.

Que el América no se haya pronunciado con respecto a Renato Ibarra le indigna. Le expliqué que en México somos cortos de memoria. Me dijo que, con temas como éste, no se juega y ya hasta se molestó conmigo.

futbol@eluniversal.com.mx

Google News

TEMAS RELACIONADOS