El folclore de la política mexicana, tan afecta al confeti y la matraca, tiene muchos dichos que se han vuelto máximas de guerra electoral. Uno de ellos reza: “no cambies el caballo a mitad del río”. En referencia a los riesgos que tiene cambiar de candidato a mitad de una contienda.

Esta sabiduría popular parece estar aplicando el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Uno de los motivos por los cuales pudo ganar su tercer proceso electoral, fue por el desenfado que mostró durante la campaña. El López Obrador del 2018 no era el mismo del 2006 ni el del 2012. En ambos periodos se empeñó en enarbolar la bandera de la esperanza, pero su comunicación mandaba otros mensajes.

En 2006 se mostraba intolerante, obstinado, cerrado, enemigo del disenso y la crítica; estas características sirvieron de caldo de cultivo para la contracampaña de “López Obrador, un peligro para la nación”. 12 años después se dejó ver como un político relajado, despreocupado, que hacía chistes y que gustaban a la gente. Del Ricki riquín canallín, al Andrés Manuelovich, Obrador soltó a diestra y siniestras frases cómicas y el público se las aplaudía.

Hoy la política del “yo tengo otros datos”, parece siempre hacer referencia a la importancia de mantener contento al público que votó por él, fuera de esos datos que algunos llaman realidad. En este tenor se inscribe la última “ocurrencia”, la rifa del avión presidencial. Un tema que tiene un impacto muy alto en redes sociales, con un alcance potencial de 137 millones, 75.7 millones de interacciones, 4, 879, 125 reacciones, 1, 801, 784 comentarios, 11, 894, 215 compartidos, 57, 145, 124 reproducciones.

Las siguientes tendencias y hashtag fueron las que se utilizaron respecto al tema: Avión Presidencial, 97 millones de alcance; #AviónPresidencial 104 millones de alcance; Lotería Nacional92 millones de alcance; #AMLOySusTrucos 102 millones de alcance; Avión 61 millones de alcance, Peña Nieto 73 millones, #SIMeGanoElAvión 78 millones y Javi Noble 44 millones de alcance.

Tras someter a análisis el 45% de la conversación detectada se concluye que el 27% de la audiencia realizó memes y burlas; el 21% avaló la rifa del avión presidencial; el 18% atribuyen este tipo de declaraciones a dos situaciones, una enfermedad mental del ejecutivo o un mal asesoramiento. El 14% dijo que Obrador no sabe gobernar, porque no se puede rifar un avión que no se ha pagado; el 11% atacaron a los críticos del presidente y hasta aventuraron una posible compra de boletos. El 9% dijo que el avión es del pueblo y que estaría bien que lo use el presidente en sus giras.

Con el 31% Facebook dominó la conversación, seguido de Instagram con el 26%; Twitter el 20%, YouTube el 16% y los portales de noticias con el 7%. Por lo que hace a las interacciones, Twitter se quedó con el 31%, 27% fue para Facebook, 20% para Instagram, 10% para YouTube, 8% los portales de noticias y el 4% para otros medios sociales digitales.

Parece ser que López Obrador tiene muy claro que no es momento de cambiar de estrategia de comunicación. Le funciona muy bien, conecta adecuadamente con su público meta. Y, es más, es ayudado por sus propios detractores que al sumarse al tren de las descalificaciones, hacen que los temas se amplifiquen, tengan gran alcance y que los puntos realmente importantes del gobierno y la gobernanza, como el desempleo, la inseguridad, la falta de atención en salud, queden relegados.

Es tiempo de que en general se comprenda que López Obrador no va a cambiar de avión a mitad del vuelo.

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