La pandemia no es nueva, pero de alguna manera los efectos comunicacionales del #8M y de los recurrentes temas gubernamentales continuaba marcando la agenda. Mientras tanto a nivel internacional las reacciones de los diferentes gobiernos ya mantenían el tema en tendencia mundial. @RealDonaldTrump y @BorisJohnson eran severamente criticados por sus posturas de poca atención y descalificación a la pandemia o de resignación a la enfermedad y reordenación de los esfuerzos para mitigar el impacto a la economía, asumiendo un costo de vidas. Ambos debieron de suavizar su postura ante el alud de comentarios y los altos costos en opinión publica que empezaban a reflejarse en los medios sociodigitales y en las primeras mediciones tradicionales al respecto.

En México a principio de la semana pasada se comenzó a hablar más y postear más sobre la nueva amenaza mundial: el Covid-19, y aunque ahora el @GobMexico se mantiene instalado en la idea de que sólo se debe hablar de lo que ellos suponen es prioridad, nuevamente se comenzó a ver rebasado por la sociedad civil. Impulsados por el temor fundado, aunque quizá no correspondido en intensidad, del avance que dicen es geométrico de la enfermedad, instituciones serias comenzaron a marcar agenda. Así el Tecnológico de Monterrey anunció en sus redes sociales que suspendería clases presenciales. En cascada otras instituciones de educación de todo el país, comenzaron a informar que cancelaban clases o las mudaban a sus sistemas online.

Parecería que la inercia de las principales casas de estudio y la respuesta que estaban convocando a través de los medios sociodigitales orillaron a la Secretaría de Educación Pública a decretar en sábado un “adelanto de vacaciones” en la primera reacción de fondo ante la amenaza ya materializada de la pandemia. Así se manejó en la conferencia del titular Esteban Moctezuma Barragán. Para que el receso por la Semana Mayor fuera del 23 de marzo al 19 de abril. La confusión inicial de las vacaciones adelantadas se debe a la instancia del gobierno federal o, mejor dicho, del presidente Andrés Manuel López Obrador de manejar que todo está bien. Pero tuvieron que recular y decir que no eran vacaciones, sino un confinamiento obligado por las circunstancias.

Aunque en los hechos el fin de semana @LópezObrador_ tuvo una mayor actividad en sus medios sociales, mientras en la semana previa sólo tuiteó en 8 ocasiones, de sábado a la media tarde del lunes ya llevaba 14, bajo la misma línea: el pueblo está feliz, baila, come, canta, no se preocupa por el coronavirus, seguimos con esperanza. Lo mostraba y lo verbalizaba.

Pero la realidad en las calles y en la conversación en los medios sociales digitales es otra. En los supermercados se dan “atracones” de compras de productos de limpieza y papel higiénico. En las redes sociales se comparten audios, videos, notas, que hablan sobre escenarios apocalípticos improbables por el coronavirus. Y lo que puede ser peor, soluciones “mágicas” para evitar el contagio que van desde el consumo de drogas duras hasta productos naturales. La histeria colectiva por un lado y la nula respuesta del gobierno por el otro.

De acuerdo con el análisis hecho a más de 850 mil comentarios, se detectó que el 27% de la audiencia lamenta que el presidente se tome la pandemia a la ligera y no tome medidas pertinentes como los mandatarios de otros países. El 21% pide algo que suena ya muy difícil a estas alturas, evitar pánico entre la sociedad. El 23% comparte memes y videos “chuscos” sobre el tema y el 21% se pelea con otros usuarios por las compras de pánico.

Sobre quienes están haciendo acopio de víveres, el 14% los llama ignorantes y egoístas, mientras que el 13% dice que quienes hacen estas compras anticipadas quieren hacer alarde de su situación económica y poder adquisitivo.

Situaciones como la irrupción de una nueva enfermedad generan la estructura ideal para que las fake news se implanten en el imaginario colectivo. Ante la emergencia es más viable que la colectividad confíe en las teorías de conspiración que en la información científica. El contagio es exponencialmente más grande. Por eso es que etiquetas como #COVID2019, #EstadoDeEmergencia, Fuerza Moral, #Covid-19mx, #QuedateEnLaCasa, #CuarentenaCoronavirus, #Méxicosequedaencasa y #Coronavirus se viralicen de manera orgánica con rapidez.

Mención y análisis aparte merecen el regaño de la Organización Mundial de la Salud por medio de @DrTedros, o la diatriba entre @nayibbukele y @m_ebrard, así como la intervención en la conferencia matutina del lunes 16 de Marzo de @HLGatell, o los dislates de @Cultura_mx y @Conade, subiendo información contradictoria a las indicaciones mundiales sobre la pandemia. Pero todo se reduce a una, otra, postura indiferente del titular del ejecutivo ante un problema que no percibe como importante.

En este país estamos acostumbrados a que la sociedad organizacional y comunicacionalmente supere al gobierno, ha sucedido prácticamente en todos los desastres y fenómenos naturales que hemos vivido, pero después de cada uno de ellos el deterioro de la gobernabilidad es evidente. @LopezObrador_ enfrenta una tormenta perfecta muy temprano en su gobierno, acompañado de un equipo que presume como 90% honesto y 10% capaz, minimizando el problema y desdeñando las señales que le envía, literal, todo el mundo. Por el bien de todos ojalá salga avante.

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