Dice la voz popular que mal empieza la semana para el que ahorcan en lunes, pues este lunes por la noche, en el noticiero “En Punto”, de Televisa, que conduce Enrique Acevedo, se difundió un reportaje de Fátima Monterrosa que exhibe a la senadora de Morena, Rocío Abreu, y a dos integrantes del gabinete de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores: Fernando Toledo Jamit, jefe de la Oficina de la gobernadora, y Raúl Pozos, secretario de Educación Pública, recibiendo fajos de billetes en una oficina del palacio de gobierno del estado en los días previos a la elección (mayo de 2021).

En aquellos días, Carlos Miguel Aysa era el gobernador sustituto y al concluir su mandato, el presidente López Obrador lo premió convirtiéndolo en embajador de México ante la República Dominicana. Aysa había sido procurador general de justicia y secretario de Seguridad Pública en distintas administraciones priistas en Campeche y con Alejandro Moreno se desempeñó como secretario general de gobierno.

La hija del Negro Carlos Sansores —epítome de la corrupción del PRI— decidió hacerle el trabajo sucio a Claudia Sheinbaum y para eso, desde su programa “El martes del Jaguar”, lanzó una guerra de lodo contra sus adversarios, señaladamente, el indefendible Alejandro Moreno y el hereje Ricardo Monreal, sin advertir que, como dice el refrán popular, “para tener el pico largo hay que tener la cola corta.” Para que aprenda con quién se mete, Televisa le dio a la gobernadora una sopa de su propio chocolate.

Los videos constituyen indicios de financiamiento ilegal a la campaña de Layda Sansores y del desvío de recursos del gobierno del estado, nada nuevo, por cierto, ya antes se habían conocido las aportaciones “para apoyar al movimiento” de David León, operador del gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, a Pío y Martinazo, hermanos de Andrés Manuel.

El modus operandi del gobierno obradorista: recibir cuantiosos recursos en efectivo, es decir, irrastreables, y premiar a los insospechados aliados con cargos diplomáticos, fue muy similar en los casos de los gobernadores de Sonora, Claudia Pavlovich, y de Sinaloa, Quirino Ordaz (en este caso, Héctor de Mauleón expuso abrumadoras evidencias de la operación de grupos criminales). El servicio exterior como cobijo para delincuentes electorales; el senador Germán Martínez, del Grupo plural, ha denunciado la mala costumbre de convertir el servicio exterior mexicano “en una casa de citas para pagar favores políticos.”

¿Quién y con qué propósitos grabó las entregas del dinero a quienes hoy ocupan cargos relevantes en el gobierno de Sansores?, quizá para probarle a sus superiores que el dinero se había entregado (y a quiénes), o tal vez para tener una carta que podría redituarle mucho dinero sabiéndola negociar, como ocurrió con los vídeos de Carlos Ahumada.

Lo cierto es que el discurso de la superioridad moral resulta cada vez más grotesco, insostenible, surrealista. Lo que queda clara es la hipocresía como filosofía de los que “no son como los de antes.” Honestidad valiente, le llaman.

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Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario. @alfonsozarate

 

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