Poseído: Que está poseído por un espíritu maligno o demoníaco.

No hay argumento que valga ante quienes sustituyen la razón por la fe, así lo confirman las encuestas. Ni siquiera las evidencias más contundentes del fracaso pueden mover las certezas de los creyentes, porque Andrés Manuel es el líder que desde los tiempos del Tata Cárdenas estaban esperando: un presidente cercano a los pobres que ya no se pertenece, porque le pertenece al pueblo.

A sus fieles no los perturban las contradicciones más evidentes, como la supuesta austeridad mientras se fue a vivir a la fastuosidad del palacio virreinal. Ni la conversión de quienes hasta hace poco formaban parte de la “minoría voraz” y hoy se cuentan entre sus mejores amigos y se beneficien de jugosas concesiones y contratos.

Tampoco mueven sus convicciones la defensa de personajes tan cuestionables como Manuel Bartlett o Félix Salgado Macedonio; ni la contradicción del candidato que ofreció en seis meses regresar a los militares a los cuarteles y hoy les entrega poder y negocios. Por no hablar del hecho de que a la fecha no haya uno solo de los supuestos corruptos del aeropuerto de Texcoco en la cárcel ni se han documentado las hipotéticas corruptelas que justificaron la desaparición de los fideicomisos.

Ni siquiera les quita el sueño a sus acólitos la violencia criminal que se desborda, comunidades enteras sometidas por los delincuentes, mientras les ofrece “abrazos, no balazos”.

Nada mueve la fe de quienes se niegan a admitir que López Obrador es un demagogo; no lo pueden conceder porque implicaría reconocer que confundieron a un embaucador con su salvador.

Para el Presidente, siempre la culpa es de los otros. Si el sistema de salud está haciendo agua y hay desabasto de medicamentos, es porque los gobiernos anteriores lo dejaron en estado ruinoso. El gobierno que dice que va a desterrar la corrupción, entrega la mayor parte de los contratos por asignación directa. Y ante las denuncias documentadas por la reportera Isabella González, de Latinus, sobre la escandalosa corrupción en la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles, la respuesta de la Secretaría de la Defensa es simplemente decir, sin aportar una sola evidencia, que esas acusaciones son falsas. Para este gobierno, toda denuncia, incluso con pruebas, es ataque, politiquería, reacción conservadora.

Las pruebas de una corrupción rampante y las denuncias de “moches” en los contratos que ahora alcanzan hasta el 20 por ciento, no mueven las certezas de sus fieles. Pero pretender convencerlos es misión imposible. Son fanáticos y son muchos.

Tiene razón Paco Calderón en su cartón del domingo 7 de marzo de 2021. Mientras sus acólitos insisten en que el presidente gobierna para los desposeídos, la realidad es al revés: “…solo lo hace para los poseídos (como la pequeña de El Exorcista)”.

Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario.
@alfonsozarate