La periodista Lourdes Mendoza le llama con ironía “CCE legítimo”, se trata de un nuevo membrete integrado por “los dueños de México” que descobija al Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que ayer cambió de mando. El nuevo Consejo Nacional de Inversiones envía un mensaje muy duro con el desaire a José Medina Mora. ¿Tan pronto se arrepintieron los mandones del Consejo Mexicano de Negocios (CMN) de haber optado por un empresario cuya trayectoria lo prueba firme y consistente?
La elección de Medina Mora constituye una oportunidad para que el CCE reoriente su línea política. No se trata de transitar de la sumisión a la confrontación, sino de asumir con madurez y sin estridencias la defensa del sector productivo, no solo de los grandotes, que es también la defensa de México.
Cómo ignorar que el relevo en el organismo cúpula se inscribe en un escenario precedido por la construcción de una mayoría artificial en el Congreso de la Unión que le ha permitido al gobierno de la 4T consumar graves atropellos a la Constitución y a las leyes; la desaparición de toda institución que pudiera representar un contrapeso; las trampas que llevaron a desnaturalizar al Poder Judicial; los apretones del SAT y de la UIF; la corrupción desbordada en las aduanas y otras instancias públicas y los recortes presupuestales en capítulos centrales (educativo, salud y de infraestructura) para disponer de los enormes recursos que reclama el mantenimiento de sus clientelas.
Aun antes de rendir protesta como presidente de la República, López Obrador decidió cancelar la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México que llevaba un avance del 30%, esa decisión demencial implicó tirar a la basura más de 300 mil millones de pesos y cancelar la oportunidad para México de contar con un gran centro aeroportuario (hub) en América del Norte. Ante semejante decisión el organismo empresarial y los propios empresarios afectados optaron por el silencio. Poco después, en una hoja de papel, Andrés Manuel trazó otro chispazo: convertir la base aérea militar de Santa Lucía en el nuevo aeropuerto, así se hizo.
Ante los bloqueos de las vías férreas en Michoacán por parte de la CNTE, que ocasionaban pérdidas millonarias a las empresas, el CCE mantuvo el silencio... Ante las extorsiones que padecen miles y miles de empresarios, sobre todo medianos y pequeños, el silencio... Ante el desmantelamiento de la precaria democracia, el silencio.
Como en los días oscuros del neoliberalismo (AMLO dixit), los grandes empresarios seguirán haciendo negocios, acumulando contratos y fortuna. La separación del poder político con el poder económico sigue siendo un cuento.
Posdata: La semana pasada las principales cámaras empresariales de Nuevo León (Caintra, Coparmex, Canaco, Concamin, significativamente) integraron un frente para denunciar los malos manejos del gobierno de Samuel García: su pretensión de gravar más el impuesto a las nóminas, el excesivo endeudamiento del estado, un gobierno muy bueno para gastar y muy malo para administrar. ¿Quién dice que no se puede?

